LA CAMPAÑA
Herederos de Infante.
Las figuras históricas tienen un padecimiento común: los que vienen detrás disponen de su legado como les parece y colocan las palabras que alguna vez pronunciaron o dejaron escritas en contextos a veces estridentes. Se ha visto muchas veces usar la obra de escritores y artistas para justificar precisamente lo que combatieron. No se sabe lo que diría el fundador del andalucismo, Blas Infante, de la interpretación que hacen de su pensamiento quienes se proclaman herederos. Uno de sus nietos está por el sí, y otro, que propugna el voto contrario, asegura que su abuelo votaría que no. Mejor lo dejan al margen.
Mal fario.
Desde el principio los andalucistas se vienen quejando de las trastadas que, dicen, les han hecho el PSOE y la RTVA para que su mensaje no llegue al electorado o lo haga difuminado e inexacto. Pero es que la casualidad tampoco juega en su campo. Si el domingo a Julián Álvarez se le vino abajo la valla con el argumento de su campaña (Andalucista pierde 60.000 millones), ayer su caravana se fue a colocar delante de un imponente cartel de Javier Arenas con un colosal sí. Durante su intervención, éste fue el escenario. Para más mal fario, a la mitad se cruzó una furgoneta con megafonía del PSOE.
El sí de las mujeres.
Los colectivos sociales y profesionales han dejado para el final la expresión de su apoyo al Estatuto: cada día, uno. Ahora le toca a las mujeres. Ochos organizaciones tienen previsto leer hoy un manifiesto en el que resaltan que nunca una norma de este tipo ha tenido en cuenta a la mujer como lo hace el texto reformado: "Refleja el espíritu de una sociedad moderna", sostienen.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.