Tecnología contra los accidentes de tráfico
Una fundación presenta los últimos dispositivos de seguridad contra los excesos, las distracciones y los sustos en la carretera
"Imagínese que ahora se nos cruza un niño -propone uno de los conductores del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial- daríamos un volantazo y...". El conductor pierde el control del vehículo, que circula por una de las pistas de pruebas de dispositivos de seguridad vial. Derrapa cuatro veces y termina en sentido contrario. "Vamos a repetirlo, pero ahora activando el Control Electrónico de Estabilidad (ESP)...". El conductor da un nuevo volantazo ante otro hipotético niño que cruza repentinamente la carretera, pero esta vez, el coche obedece y no hay derrape.
Según las estimaciones de la Fundación Instituto Tecnológico para la Seguridad del Automóvil (FITSA), organizadora de una jornada de presentación de nuevas tecnologías de seguridad vial, si todos los coches llevaran este dispositivo, se evitarían 346 muertos y 1.544 heridos graves al año.
Como casi todas las nuevas tecnologías, estos dispositivos han empezado siendo sólo unas siglas en inglés: ESP (Sistema de Control Electrónico de Estabilidad), ISA (Control Inteligente de Velocidad) o SBR (Sistema de Alerta Avisa-Cinturones); jerga de expertos, no apta para todos los bolsillos -el ESP cuesta entre 400 y 1.400 euros-. Para acortar ese lapso de tiempo entre que la tecnología nace hasta que se populariza, la Fundación Instituto Tecnológico para la Seguridad Vial, invitó ayer al director de Tráfico, Pere Navarro; al fiscal de seguridad vial, Bartolomé Vargas; al presidente de la Comisión de Seguridad Vial del Congreso de los Diputados, Jordi Jané, y a varios diputados a que comprobasen por sí mismos la eficacia de los nuevos sistemas. "Si la gente lo probara, se convencería. Si te salva la vida una vez, ya has amortizado la inversión", opina Joan Roig, representante de Seat.
Jané insistió en la necesidad de implantar nuevas tecnologías de seguridad en los vehículos, pidió al Gobierno campañas de publicidad que recomendaran su incorporación, y que se abarataran los precios. "Un coche más seguro no debería pagar más impuestos. El IVA no debería gravar los productos de seguridad vial", subrayó.
"Que a nadie se le ocurra comprarse un coche que no lleve el sistema de control electrónico de estabilidad. Si todos los coches lo llevaran se reducirían en un 20% los accidentes mortales. Recomendamos este sistema. Al final, cuesta lo que vale una radio con cargador de seis CD. La seguridad vial no es negociable", añadió el director General de Tráfico, en las instalaciones del Instituto Nacional de Técnica Areroespacial, donde se probaban los últimos adelantos de seguridad vial: alerta de cambio involuntario de carril, detección de ángulo de visión nulo o el dispositivo que avisa si el cinturón no está puesto.
Quizá el aparato que más llamó la atención fue un dispositivo que impide arrancar el coche si uno no está en condiciones de hacerlo. El alcolock, conectado al sistema de puesta en marcha del vehículo, anula el encendido si el conductor supera la tasa de alcohol permitida. "Es perfecto para transporte escolar o público, y puede plantearse como pena sustitutoria para la gente que conduzca con exceso de alcohol. En lugar de pagar los 600 o 900 euros de multa, o perder el carné, puede instalarse el dispositivo de forma voluntaria. En Canadá redujo la reincidencia de alcoholemias de un 35% a un 5%", afirmó Leopoldo Bermúdez, director de Organización y Calidad del Grupo Tecnología del Tráfico. El fiscal de seguridad vial comentó que le parecía "muy interesante".
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