De la crisis al desastre
El equipo vigués lleva 11 partidos sin ganar pese a los cambios introducidos por Vázquez, pitado por la grada
El que no tenía pañuelo agitó un periódico. El público de Balaídos aprovechó ayer el peor temporal de lluvia y viento que azotó este año la ciudad para cargar contra su equipo. El Celta, que ayer se ahogó definitivamente ante el Espanyol y un inmenso aguacero, cumplió 11 partidos sin una victoria, un registro negativo que en los últimos meses le ha llevado, en la práctica, a bajar un puesto por semana.
Hay que recordar que el entrenador del conjunto céltico, Fernando Vázquez, fue confirmado en su cargo hace sólo unos días tras una reunión de urgencia de la directiva, que le dio nuevas riendas al técnico a falta de un sustituto de entidad. Vázquez encajó la llamada de atención y ayer rompió la inercia de los últimos meses -empeñado en mantener una alineación sin carácter, sin implicación, sin disciplina- y presentó un once revolucionario. Además de incluir a los dos nuevos fichajes de invierno -Bamogo y Areias-, sacó a la arena a algunos de los jugadores menos valorados por el técnico gallego, como Guayre.
CELTA 0 - ESPANYOL 2
Celta: Pinto; Ángel, Contreras, Tamas, Areias; Oubiña, Iriney (Jonathan Aspas m. 62); Jorge Larena (Nené, m 54), Canobbio, Guayre (Gustavo López, m 46); y Bamogo. No utilizados. Esteban, Lequi, Núñez, Placente.
Espanyol: Kameni; David García (Ito m. 72), Torrejón, Lacruz, Chica; Rufete, Moisés Hurtado (Velasco m. 72), De la Peña, Moha; Luis García (Riera m. 84) y Pandiani. No utilizados: Iraizoz, Coro, Julián, Serran.
Goles: 0-1. M. 23. Luis García remata raso un mal despeje de la defensa céltica. 0-2. M. 56. Pandiani remata raso un pase de Rufete en un contragolpe de vértigo.
Árbitro: Pérez Lasa. Amonestó a Moha, David García y Rufete. Expulsó a Tamas por doble amarilla en el minuto 71.
Unos 9.000 espectadores en el campo de Balaídos
Demasiados cambios para un solo día. Al equipo le costó adaptarse a esta alineación y mostró numerosas carencias de coordinación a pesar de los parches que pone Borja Oubiña, el único jugador del Celta capaz de mantenerse firme ante semejante tormenta. El canterano, cuando tiene el día, gobierna con autoridad en un espacio enorme del campo, desbloquea los atascos de sus compañeros y participa cada día más en el ataque.
El cuadro de Ernesto Valverde no hizo nada brillante, no tuvo necesidad. Lo preocupante para los gallegos es que los visitantes se llevan los puntos sin necesidad de grandes despliegues, ni siquiera asumiendo riesgos. De hecho, los catalanes pudieron anotarse más goles si De la Peña hubiera estado más fino. El españolista estuvo más apagado que de costumbre porque el pivote vigués le hizo mucha sombra.
Los dos goles del Espanyol son, cada uno a su modo, una lección de cómo anda el Celta por estos pagos. El primero apareció en una jugada defensiva del Celta nefasta, con los jugadores liados entre sí para despejar hasta que un mal rechace cae en la bota de Luis García como un regalo, inalcanzable para Pinto.
El segundo evidenció la endeblez del Celta para encajar los contragolpes. Es una cuestión de actitud evidente que está desmoronando al conjunto gallego. Moha ya había avisado varias veces que tiene piernas de galgo. En uno de los robos de balón se lanzó por la izquierda, por un pasillo con alfombra que le tendieron los célticos. Fue todo en un santiamén: cambió Moha el balón de banda con un pase a Rufete, y éste pasa a Pandiani, ya en el área, que con un disparo raso deja a Pinto sentado y vendido por sus defensas.
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