El Barça vuelve a brillar
Los azulgrana, con dos goles a balón parado de Ronaldinho, derrotan a un Racing disminuido por las bajas
Ronaldinho vuelve a bailar y vuelve a inventar, y ésa es la mejor noticia para el Barça, que vivió una de las mejores noches del año. Los azulgrana se bastaron para noquear al Racing con dos goles a balón parado del gaúcho en la segunda parte: uno de falta imparable y el otro tras peinar de cabeza un libre indirecto botado por Deco. Pero pudieron ser más a no ser por el portero Calatayud, espléndido, y de no haber desperdiciado un porrón de ocasiones. Pero eso fue casi un mal menor ante un equipo que dio la sensación, por primera vez en mucho tiempo, de haber reencontrado su estilo de juego. No sólo eso: Messi volvió a actuar después de tres meses de su lesión y estuvo rápido como un galgo. La victoria reafirma al Barça en el liderato y echa tierra respecto al Sevilla. A la tercera -había desperdiciado dos tropiezos anteriores de su rival- fue la vencida.
BARCELONA 2 - RACING 0
Barcelona: Víctor Valdés; Belletti (Oleguer, m. 86), Márquez, Puyol, Zambrotta; Xavi, Edmilson, Deco; Iniesta (Giuly, m. 60), Saviola (Messi, m. 67) y Ronaldinho. No utilizados: Jorquera; Gio, Motta, y Eto'o.
Racing: Calatayud; Pinillos, Garay, Rubén, Oriol; Scaloni (Cristián Álvarez, m.72) Vitolo, Colsa (Antonio Tomás, m. 77), Serrano (Momo, m. 66); Balboa y Juanjo. No utilizados: Toño; Alfaro, Christian Fernández y Matabuena.
Goles: 1-0. M. 51. Ronaldinho lanza una falta desde la frontal del área y el balón entra pegado al palo derecho del portero. 2-0. M. 66. Deco bota una falta y Ronaldinho, desde el área pequeña, cabecea a gol.
Árbitro: Mejuto González. Amonestó a Belletti y Vitolo. Valdés le paró un penalti a Garay (m.25).
Camp Nou: 76.632 espectadores.
Mermado por las bajas de Zigic y Munitis -se borraron del partido forzando la quinta tarjeta hace una semana-, el Racing apenas tuvo voz en ataque en el Camp Nou. Sólo la alzó una vez, cuando al inicio del partido dispuso de un penalti por falta de Belletti y Valdés le paró el remate a Garay. No dijo apenas más el Racing porque no pudo. Transformado de arriba abajo, casi fue una broma comparar al triste Barça que hace una semana jugó en Pamplona con el que ayer destiló alegría y vivacidad en el Camp Nou.
Todo ayudó. Empezando por Ronaldinho, ayer más incisivo, muy participativo y que muy pronto dio signos de que empieza a recobrar las mejores sensaciones de su fútbol. Rijkaard repitió su retoque en la alineación y colocó a Márquez en el puesto de medio centro. El mexicano dio aire al equipo y se hizo un hartón de trazar diagonales mientras Xavi y Deco movían el balón rápido. Zambrotta y Belletti abrieron el campo y, visto lo visto los últimos días, el público se lo pasó pipa.
Presionando a la defensa y con un fútbol rápido, el Barça recuperó los pases interiores, las asistencias en profundidad y sólo cometió un pecado: su poco acierto de cara a gol. No fue sólo culpa suya porque Calatayud paró lo suyo. Y sus defensas, además, le cubrieron varias veces los rechaces. Primero repelió un chut de Ronaldinho y otro de Deco. Todo pintaba bien para el Barça y estuvo a punto de torcerse cuando el árbitro señaló el penalti de Belletti. Pero entonces emergió como un gigante una figura que en el Camp Nou tiene un valor impagable, Valdés, que aguantó el chut de Garay, y paró el penalti, acción que celebró con un brazo en alto.
La parada de Víctor, coreado en el Camp Nou, acabó espabilando al Barça. El gol merodeó alrededor de Calatayud, que a ratos sufrió un acoso como si se tratara de un futbolín. Pero el Racing se organizó bien atrás y el Barça no veía la forma de marcar: ni el gaúcho ni sobretodo Iniesta, espléndido en la banda derecha. Sólo le faltó golear: tuvo tres ocasiones y una de ellas, justo antes del descanso, la estrelló en el travesaño.
Parecía que el gol era cuestión de tiempo y no se hizo esperar. Messi, en el inicio de la segunda parte, fue un talismán. Fue ovacionado en cuanto salió a calentar y entonces Ronaldinho marcó de falta. Y justo un minuto antes de que saltara al campo por Saviola, llegó el segundo: Deco lanzó una falta desde la banda izquierda y el brasileño peinó de cabeza de forma impecable a la red. El brasileño empezó a bailar y a mover los pies, un gesto muy suyo que hacía tiempo que nadie veía. Con la confianza recuperada, con el campo coreando su nombre, el brasileño se dedicó a inventar, la mejor manera de pulsar su estado de forma. Tuvo cerca el hat trick: con un remate a bocajarro y con un chut desde la línea de fondo que se fue al palo. Luego regaló medio gol a Giuly, que cabeceó fuera. El público, feliz con su equipo y la Copa de baloncesto ganada en Málaga, coreó a Oleguer, que jugó los cuatro minutos finales. No fue un gesto político de Rijkaard. El holandés quería que jugara Eto'o pero el camerunés, quizá porque vio que le quedaba poco tiempo, no quiso saltar al campo. Un borrón en una jornada barcelonista estupenda.
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