El Betis no rentabiliza su dominio
El bético Robert falla un penalti frente a un Sevilla desconocido desde que comenzó el año
Con la disputa liguera, regresó el clásico sevillano con toda su liturgia, con sus bellezas y con algunas de sus miserias también. Peleas entre las directivas, penaltis inexistentes y fallados, codazos infames ignorados, goles anulados... A diferencia del precedente copero, el partido tuvo pulso de derby, uno de esos enfrentamientos en los que se orillan las realidades clasificatorias y muchas otras circunstancias del juego para que reine la parte más emotiva del fútbol. Esta situación suele ser más favorable al que el día a día le achucha más.
El Betis salió con una estampida. Fernández superpobló su línea media y dejó al Sevilla con cara de bobo. El meneo fue de los de aúpa y duró casi media hora. Pero el Betis que supo domar al Sevilla como casi nadie o nadie ha logrado en las dos últimas temporadas, no fue capaz de rentabilizarlo. El dominio no estuvo basado en el ardor guerrero -que también-, sino que se cimentó en la estrategia. Los béticos adelantaron sus prietas líneas, continuamente se buscaba la espalda de Alves, en un trabajo en el que se relevaban Fernando y Sobis, que siempre tenían un compañero con el que tirar un triángulo. Con esto no sólo se clavaba a Alves a la defensa, también se sacaba de sitio al central y se obligaba a Navas a bregar en defensa y arrancar ataques desde donde ni siquiera se ve la meta contraria.
El Betis tuvo sus dos primeras oportunidades medio claras en el primer minuto de partido. A los diez minutos, fue el árbitro el que se inventó la ocasión al pitar penalti por un súbito desplome de Fernando. Pero Robert lo falló con estrépito. La primera oportunidad de enjundia de los sevillistas no llegó hasta pasada la media hora. Y tampoco fue para tirar cohetes.
El cansancio de los verdiblancos ayudó a crecer al Sevilla más que su propio juego, unívoco, entregado a lo que fuera capaz de romper Adriano. Al principio de la segunda mitad, Sobis marcó, pero lo hizo en fuera de juego. El Sevilla estrelló un balón en el palo en una jugada confusa y falló un gol en una clarísima. Lo marró Adriano, a esas alturas fundido. Y era la única luz del Sevilla un equipo desconocido desde que comenzó el año. Jugadores como Kanouté, Poulsen, y ayer también Alves, están mal rozando lo fatal. Y el bajón le ha venido en el primer momento. Por su parte, el Betis, mientras dure la efervescencia que ha traído Luis Fernández, está saliendo del hoyo y el punto de ayer no es que le supiera a néctar, pero suma en un partido difícil. Además de lo que disfrutó haciéndole la puñeta a quién más le gusta hacérsela.
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