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El Gobierno de China reconoce que ha crecido el número de creyentes

300 millones de personas sobre un total de 1.300 se declaran religiosas

El Gobierno chino ha reconocido por primera vez oficialmente que el número de personas que se definen como religiosas en el país asiático es mucho más alto de lo que se pensaba, como demuestra desde hace años el número creciente de fieles que acuden a los templos, iglesias y mezquitas.

Según un estudio sobre la espiritualidad en China elaborado por dos profesores de la Universidad Normal Oriental de Shanghai, la cifra de creyentes asciende a 300 millones, sobre una población de 1.300 millones, lo que representa tres veces el volumen registrado hasta ahora.

Según la investigación, las cinco prácticas religiosas aprobadas por el Gobierno -budismo, taoísmo, islamismo, catolicismo y protestantismo- agrupan al 67,4% de los creyentes. Las conclusiones han sido sacadas tras realizar una encuesta a 4.500 personas.

Liu Zhongyu, uno de los dos académicos que ha efectuado el trabajo, atribuye el papel ascendente de la espiritualidad a "la libertad religiosa de que disfruta el país y los problemas sociales a que tienen que hacer frente los chinos en un tiempo de rápidos cambios", según ha recogido la prensa local.

Pekín prohíbe el culto en iglesias que no estén autorizadas, e impide, por ejemplo, el uso de imágenes del líder tibetano, el Dalai Lama. Además, persigue a menudo a aquellos católicos que muestran abiertamente su obediencia al Papa y a la Iglesia de Roma, y encarcela a los seguidores del movimiento de inspiración budista Falun Gong. Este movimiento fue ilegalizado en 1997 y tachado de "culto diabólico", por el riesgo que suponía para la autoridad del Partido Comunista.

40 millones de cristianos

El estudio asegura que existen 200 millones de budistas, taoístas y personas que rinden culto a figuras legendarias como el Rey Dragón o el Dios de la Fortuna. También afirma que ha crecido el número de cristianos, que se sitúa en 40 millones. Según las cifras oficiales, eran menos de 10 millones a finales de la década de 1990 y 16 millones en 2005. Algunos expertos consideran que el número real de creyentes puede ser superior, ya que existen millones de fieles que asisten a las llamadas iglesias clandestinas (no autorizadas por Pekín).

Los profesores han detectado un fuerte auge de las creencias tradicionales chinas, y que los jóvenes se están volviendo hacia la religión. El 62% de quienes se declararon creyentes tiene entre 16 y 39 años. La publicación del estudio se produce cuando el Ejecutivo del presidente Hu Jintao ha hecho de la creación de "una sociedad armoniosa" el mantra de su mandato. El año pasado, Hu hizo pública una lista de "ocho honores y ocho vergüenzas" para intentar recuperar algunos de los principios y la moralidad perdidos por los excesos producidos durante la transición al capitalismo, en una sociedad en la que el culto al dinero se ha convertido en religión y la corrupción en un parámetro más de los negocios.

Cada vez más chinos acuden a los templos a quemar incienso, realizar reverencias y hacer ofrendas con las que lograr un buen negocio, pasar un examen o superar una enfermedad.

En China, religión, filosofía y vida espiritual constituyen un complejo entramado. Los chinos practican desde hace miles de años una serie de religiones, la más extendida de las cuales es la llamada religión tradicional china, que consiste en una mezcla de culto a los ancestros, budismo, taoísmo, confucianismo y creencias que están basadas en la mitología.

El Gobierno ha tenido históricamente una actitud hostil hacia la religión, pero la actitud de las autoridades se ha suavizado en la última década, durante la cual han sido reconstruidos muchos templos y han sido inauguradas nuevas iglesias, en un intento de sacar a los fieles de la clandestinidad.

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