El Barça arruina a un impotente Unicaja
El rebote y la defensa sobre Santiago, el pivot del equipo malagueño, clave del cómodo triunfo azulgrana
Peleado hasta con su propia sombra, el Unicaja tuvo que lanzar la toalla en una competición que se le niega año sí, año también en casa, al amparo de un público maravilloso, incansable pero que tiene que resignarse a no ver la mejor versión de su equipo.
Sucede que algunos partidos quedan diseccionados desde el minuto uno. Se observó a las primeras de cambio que le pertenecía al Winterthur Barcelona. Mejor puesto, mucho menos irregular y con más recursos, pese a la ausencia de Kasun y al golpe que dejó fuera de combate a Vázquez, el Barça manejó el encuentro a discreción, muy a gusto porque pudo correr cuando quiso y atemperar y medir con precisión todos sus movimientos cuando le convino. Todo sin que el Unicaja de Málaga, con tanto entusiasmo como desacierto, lograra darle una vuelta de rosca ni ponerle siquiera verdaderamente en apuros.
UNICAJA 77 - 62 BARCELONA
Unicaja: Cabezas (9), Faison (8), Welsch (6), Jiménez (1), Santiago (4) -equipo inicial- Rodríguez (6), Sánchez (3), De Miguel (2), Tusek (8) y Pietrus (12).
Barcelona: Lakovic (10), Navarro (14), Basile (10), Trías (18), Marconato (0) -equipo inicial- Ukic (12), Vázquez (0), De la Fuente (0), Kakiuzis (10) y Grimau (6).
Árbitros: Arteaga, Pérez Pérez y Murgui. Excluyeron por personales a Faison, del Unicaja (m. 40).
Unos 9.500 espectadores en pabellón Martín Carpena de Málaga.
1º CUARTO: 10-21
2º CUARTO: 20-21
3º CUARTO: 12-13
4º CUARTO: 20-22
Lo que Unicaja ganaba arriba lo perdía abajo. Dejó verdaderas autopistas en su defensa
El conjunto malagueño depara una sensación de que se mueve entre andamios y cascotes. Despegado de su palo mayor, Santiago, quedó a merced de todos los vientos. El Barcelona sopló con la fuerza del huracán, listo en ataque, a gusto como pocas veces se le ha visto esta temporada. Se adueñó del rebote, se sintió cómodo en su defensa a ultranza en torno a Santiago, fijado por Marconato y compañía. Y no tuvo que exprimirse más de la cuenta para resolver porque tampoco se advirtió mayor peligrosidad en el carrusel de cambios al que recurrió Scariolo.
Ni siquiera la lesión de Vázquez, que aterrizó de cabeza sobre el parquet y tuvo que ser llevado a un hospital de Málaga para sometido a un examen médico, le provocó mayores averías al Barça. Trías y Kakiuzis se encontraron a gusto en el tipo de partido al que se vio abocado Unicaja, inexistente bajo el aro.
Scariolo recurrió a una zona en defensa cuando la cosa se puso más fea (16-32) pero ni por esas. Tusek animó a los suyos con un par de triples pero lo que Unicaja ganaba arriba lo perdía abajo. Dejó verdaderas autopistas en su defensa por donde Ukic y Grimau circularon a toda pastilla. Ivanovic se pasó medio partido pidiendo a sus jugadores un punto de calma. Tan claro lo veían que el único peligro, entendía el entrenador montenegrino, era que cayeran en la precipitación. Navarro buscó sus características jugadas entre líneas con una impunidad desacostumbrada. Bailaba un poco, se marcaba un eslalom, se beneficiaba del montón de bloqueos con el que le parapetaban sus compañeros y solventaba a discreción.
El Barcelona llegó al último cuarto con medio partido en el bolsillo. Scariolo puso a su equipo a correr alineando a la vez a los dos bases, el argentino Sánchez y el español Cabezas. Dos canastas de ambos y un balón perdido por Ukic le dieron alguna emoción al asunto. Pero con 47-55, se fue al hierro un triple de Sánchez y el contraataque del Barça volvió a producir un efecto disuasorio.
Volvió a la carga Unicaja con un dos más uno de Pietrus y otro triple de Cabezas (53-59). Volvió a repetirse la situación. Falló un triple Faison y el Barça puso pies en polvorosa hacia las semifinales en las que se enfrentará al DKV Joventut y en las que se echará en falta, una vez más, al equipo de casa. Una de las reglas no escritas de la Copa.
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