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Reportaje:Montañismo

Cumbres borrascosas

La justicia redime a Reinhold Messner, el gurú del alpinismo, de las acusaciones por la muerte de su hermano en el Nanga Parbat en 1970

La ascensión al Nanga Parbat (8.125 metros), en 1970, marcó el inicio de la carrera en el Himalaya de Reinhold Messner (Tirol del Sur, Italia; 1944), el primer alpinista en completar sin oxígeno los 14 ochomiles del planeta. Una expedición que marcó un hito en el alpinismo, pero que, al tiempo, quedó rodeada de un halo de misterio que ha perdurado durante varios decenios. El hermano menor de Reinhold, Günther, murió en la montaña después de que ambos coronaran juntos la cima. Reinhold sobrevivió aunque sufrió la amputación por congelación de siete falanges de los dedos de los pies. Posteriormente, el alemán Karl Herrligkoffer, un estricto jefe de expedición con ideas pangermanistas, descalificó duramente la actuación de Reinhold culpándole de la muerte de su hermano y restando mérito a la gesta por haber realizado la primera ascensión mundial por la vertiente del Rupal -la pared más alta de la Tierra con sus 4.500 metros- y la primera travesía del ochomil al descender por el valle del Diamir.

Reinhold: "Cuando miré hacia arriba había desaparecido. Yo iba un poco más abajo, arrastrándome de rodillas"
Saler y Von Kielin: "Su ambición era tal que, al ver que su hermano se demoraba, lo abandonó a una muerte segura"

Desde entonces, la muerte de Günther, que entonces contaba 23 años, ha perseguido a Reinhold. No sólo por la acusación de Herrligkoffer. Años más tarde, aquella tragedia resurgía de las manos de Hans Saler y Max von Kielin, dos compañeros de expedición, que publicaron dos libros: La Transgresión y Entre luces y sombras. En ambas obras se recordaba que Reinhold, un atleta mucho más fornido que su hermano, había dejado bien claro que no quería la compañía de cordada de Günther en el asalto a la cima y que la aceptó de mala gana. "La ambición de Messner era tan poderosa que durante el ascenso, al comprobar que Günther demoraba su marcha, lo abandonó a una muerte segura", escribieron.

Tras casi 37 años de litigio, un tribunal de Hamburgo falló recientemente a favor de Messner prohibiendo a Von Kielin la difusión de 12 de los 13 argumentos contenidos en su libro, en los que culpa al alpinista tirolés de lo sucedido en el Nanga Parbat. Messner siempre aseguró que Günther murió durante el descenso por el valle de Diamir, al pie de la montaña, y que nunca lo abandonó.

La personalidad arrogante y ambiciosa de Messner contribuyó a que muchos montañeros dieran crédito a la versión de sus ex compañeros de expedición. Reinhold, por su parte, adujo que se trataba de celos profesionales, en el caso de Saler, y de otro tipo de celos en cuanto a Von Kielin, un invitado de la expedición integrada por la élite de alpinistas alemanes de la época. Después de aquella trágica aventura, Von Kielin, de 26 años, invitó a Messner a su casa con objeto de que se repusiera de sus graves congelaciones en los pies. Allí conoció a Úrsula, la esposa de Max, que se enamoró de Messner y se fue con él abandonando a su marido y a sus tres hijos. Úrsula y Reinhold se casaron en 1972 y el matrimonio duró cinco años. Von Kielin rehizo su vida con otra mujer y actualmente reside en Múnich.

"Messner sacrificó a su hermano por seguir su propia ambición", divulgó Von Kielen basando su argumento en el diario que escribió durante la expedición y en el que se refleja una conversación que mantuvo con Messner. "Él quería crear una versión consistente y oficial que le alejara de las polémicas. Me confesó que había abandonado a su hermano", relata Von Kielin. "Los diarios de Von Kielin son tan falsos como los que publicó la revista Stern atribuyéndoselos a Hitler", ha respondido siempre Reinhold.

Günther Messner siempre fue el mayor admirador de su hermano e incluso los detractores de Reinhold aseguran que sentían un amor profundo el uno por el otro. "Günther estaba totalmente supeditado a Reinhold", comentó Saler.

Cuando Herrligkoffer les invitó al Nanga Parbat, los hermanos Messner aceptaron sin dudarlo un solo instante. Durante el tiempo que duró la expedición al gigante himalayo permanecieron y trabajaron unidos. Después de repetidos e infructuosos ataques a la cumbre, llegó el turno de Reinhold.

Era el 27 de junio de 1970. El alpinista tirolés decidió emprender un último intento en solitario a la cima, dejando en el penúltimo campo de altura a su hermano Günther y a Gerhard Bauer. Le separaban de la gloria unos 800 metros. Tras casi 12 horas de dura escalada, Reinhold se percató de que alguien le seguía. "¿Quién?", relata Messner en su libro La montaña desnuda. "¡Es Günther! Sin duda. Trepa con seguridad y rapidez". Günther alcanzó a su hermano. Tenía la respiración acelerada. Normal. Günther atravesó en menos de cuatro horas el tremendo corredor Merkl, de 600 metros de desnivel. "Bien", cuenta Reinhold en su libro. "Somos un equipo y pronto pisaremos la cumbre", le dice a su hermano.

Los Messner hollaron la cumbre, su primer ochomil. Lentamente comenzaron el descenso y fue ahí cuando Günther comenzó a flaquear. El enorme esfuerzo que hizo durante el veloz ascenso le pasó factura. Según relata Reinhold, Günther le sugiere bajar por el valle del Diamir. "Bajar por donde hemos subido es muy díficil. Estoy hecho polvo", le cuenta a Reinhold que toma nota del mal estado de su hermano. Sin cuerdas y con un tiempo cada vez más extremo, aventurarse por la ruta de ascenso habría sido un suicidio.

El 29 de junio, tras haber efectuado dos pernoctaciones al raso sin comida ni agua, Günther, que se había quedado rezagado, fue víctima de una avalancha y desapareció. "Cuando miré hacia arriba, había desaparecido. Yo iba un poco más abajo, arrastrándome de rodillas", rememora Messner, que pasó aquel día de junio, medio muerto, buscando a su hermano. Seis días más tarde, Reinhold era rescatado en las cercanías de la aldea de Gilgit, en el valle de Diamir, tras haber realizado, sin querer, la primera travesía de la montaña junto a su hermano.

El enigma quedó resuelto en el verano de 2005, cuando un guía de montaña encontraba en la base del valle del Diamir unos huesos y algo de ropa que fue reconocida por Reinhold como pertenecientes a su hermano. Messner, sin que nadie lo viera, sacó de contrabando unos pedazos de los huesos y los mandó analizar. Los resultados de las pruebas del ADN dieron positivo, con lo que la versión de Messner quedó confirmada y ratificada por la justicia.

Reinhold Messner no ha recibido disculpas. Las críticas más acerbas del alpinista tirolés siempre se las ha reservado para la Asociación Alemana de Alpinismo. "Los ingleses e italianos me han creído. Los alemanes, no", cuenta; "Alemania es un país lleno de envidia. Si uno consigue el éxito, siempre dudan de él. Yo no soy alemán, aunque hable el idioma. Soy tirolés del Sur y europeo".

Una vez resuelto el enigma, el director alemán Joseph Vilsmaier, autor de películas como Stalingrado o Comedian Harmonis, prepara llevar a la gran pantalla el emocionante relato que un día el Nanga Parbat quiso brindar al alpinismo y al mundo entero.

Reinhold Messner.
Reinhold Messner.RICARDO GUTIÉRREZ

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