Muerte en las cumbres
171 montañeros adscritos a la Federación Vasca han fallecido desde 1985 cuando practicaban este deporte
Montañismo y riesgo son dos términos inevitablemente unidos y que, por desgracia, muchas veces desembocan en un desenlace mortal. No se ha cumplido el primer mes de 2007, pero los Pirineos ya le han arrebatado la vida a cuatro alpinistas navarros y un vizcaíno. El pasado 13 de enero, morían en el Taillon, en el macizo de Gavarnie, los jóvenes Xabier Zubieta, Luis Mari Pikabea -ambos de Bera de Bidasoa- y Xabier Saralegi, natural de Lesaka. Una semana antes, fallecía en Huesca Unai Etxepare, vecino y amigo de Saralegi. El pasado domingo, José Luis Torcal, un aficionado de Sestao de 55 años, moría tras caer del Agüerri, también en el Pirineo oscense. Son cinco muertes que se suman a una larga estadística de defunciones.
La Federación Vasca de Montaña registra la muerte de 171 personas en accidentes de montaña en los últimos 22 años. Pero esta cifra se refiere sólo a personas federadas, por lo que se estima que el número total víctimas es mucho más elevado. En Navarra, se calcula que han muerto alrededor de 100 alpinistas en los últimos 35 años.
"Siempre es impactante que mueran tres montañeros de golpe, pero no pasa nada que no haya ocurrido en años anteriores", señala Juanjo San Sebastián, uno de los más grandes especialistas vascos de la historia. Antxon Burcio, director técnico de la Federación vasca, opina que "lo que ha pasado este mes ha sido algo excepcional. Cinco muertos son muchos, pero uno sólo ya es demasiado". La Federación cuenta con cerca de 28.000 miembros y contabiliza al año unos 1.500 accidentes y percances de todo tipo.
Jóvenes o veteranos, todos los montañeros fallecidos este mes eran expertos. "Pero la experiencia no te libra de los errores. Casi todos los accidentes se deben a imprudencias", asegura Ramón Gárate, asesor médico de la Federación. "En el 99,9 por ciento de los accidentes mortales existen fallos humanos. No se llevaba el material adecuado, o no habían prestado la suficiente atención al clima. Es duro decir esto, sobre todo para familiares y allegados, pero conviene saberlo. La confianza está presente en todos los montañeros, y un exceso de ella es la que puede llevar a la muerte", agrega Burcio. "Todos cometemos errores", apunta San Sebastián.
Los vaivenes del clima en los últimos meses se añaden al conjunto de factores de riesgo, en el que actúan también aspectos relacionados con la concepción del ocio en la sociedad actual. "Ha habido muchos días sin nieve y lluvia aparente, pero en las cumbres sí había nieve. El sol y el frío la han convertido en placas de hielo casi invisibles y muy peligrosas", alerta Burcio. Iñaki Zuza, de la asociación de guías de montaña Mendiak eta Herriak, señala que "cualquier fallo en ese momento hace la situación más complicada y que la montaña exija un perfil más técnico". Para Gárate, "ha habido una explosión del turismo verde, y se está lanzando el mensaje de acercarse a la montaña, pero no se enseña cómo debe hacerse". "Los alpinistas vascos son de gran nivel, y cada vez son más los que quieren parecerse a ellos. Esto es normal. Pero estos profesionales están donde están porque tiene una preparación que cuidan todos los días", añade Burcio. Dos de cada tres siniestros se producen en los descensos, según la Federación. "La tensión y la ansiedad por el objetivo de hacer cumbre hacen que el montañero esté en alerta. Una vez conseguido, el montañero se relaja, a lo que hay que sumar el cansancio", dice Gárate.
¿Cómo evitar o, al menos, reducir los accidentes? "Es imposible eliminarlos", indica San Sebastián. "El riesgo siempre está ahí", dice Zuza. "Es necesaria máxima prudencia y planificación. Y actuar con cabeza, porque las excursiones terminan cuando estás de vuelta a casa", afirma Burcio. La Federación, en coordinación con el Departamento de Interior del Gobierno vasco, organiza cursos de formación y prevención. "En Euskadi, este tema está a la orden del día. Somos un país privilegiado", comenta Burcio, pero Gárate lanza una advertencia. "Tenemos que llegar a todos los montañeros, federados o no. Y en los últimos años ha habido un descenso de solicitudes de estos cursos. Exigen un esfuerzo mental y, después de estudiar o trabajar, a la gente le cuestan estas cosas. Pero son muy necesarios", concluye.
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