Energía y empresa: hacia un modelo sostenible y competitivo
La competencia es cada vez más fuerte y la mejora de la competitividad más acuciante para generar bienestar, crecimiento y empleo. Entre los factores que afectan a la competitividad de las empresas, el suministro energético es uno de los principales.
En un momento de serios problemas de suministro de energía a escala mundial, disponer de un modelo energético competitivo y sostenible es un objetivo clave para el desarrollo económico.
Nuestro modelo energético se caracteriza por una creciente demanda asociada al notable crecimiento económico que estamos registrando y a la dificultad para reducir la intensidad en el consumo de energía. Esta demanda se satisface, fundamentalmente, utilizando energía primaria que proviene del exterior en aproximadamente un 80%. En la Unión Europea (UE) esta dependencia es del 50%. Lógicamente, la actividad productiva y la economía española en su conjunto están más expuestas que la media de la UE a la volatilidad en los precios de las materias primas energéticas.
"Las cámaras de comercio consideran que hay que valorar la posibilidad de prolongar la vida útil de las centrales nucleares en funcionamiento"
Otro factor importante de nuestro modelo es la exclusión de una serie de tecnologías generadoras de energía por motivos sociopolíticos y regulatorios. Estas restricciones suponen un lastre para el desarrollo de un modelo energético sostenible y competitivo, además de dificultar el cumplimiento de los acuerdos internacionales de España en materia medioambiental.
Un tercer factor es la dificultad para desarrollar infraestructuras de generación y transporte de energía. El marco regulatorio español en este ámbito es complejo, carente de criterios de mercado y con problemas administrativos. A lo anterior se añade la intensa y eficaz oposición de determinados grupos de interés a estos proyectos.
Se detecta también un escaso impulso del mercado energético, sobre todo en lo que corresponde a la generación y consumo de energía eléctrica. La regulación en este sentido introduce incertidumbre en la formación de los precios en el mercado y en la fijación de la tarifa eléctrica. Esto, lógicamente, perjudica la entrada de nuevos agentes y la existencia de más competencia que se traduzca en una mayor eficiencia.
Además, aunque ello no depende totalmente de las autoridades españolas, existe un insuficiente desarrollo del mercado eléctrico europeo, y las interconexiones entre España y Francia son escasas.
Ante el panorama expuesto, desde las cámaras de comercio, como corporaciones de derecho público en defensa de los intereses generales, consideramos necesario sensibilizar a la sociedad sobre la problemática existente. Para ello, presentamos una serie de propuestas que permitan abrir un intenso debate sobre la energía y la competitividad de nuestras empresas, con objeto de disponer de un modelo energético sostenible y competitivo.
En primer lugar, el suministro de energía debería estar garantizado a medio y largo plazo en condiciones apropiadas para poder competir. Para ello, sería necesario potenciar el papel de las fuentes de energía que permitan reducir el grado de dependencia energética de España. Entre otras, las fuentes con mayor autonomía son las energías renovables, los biocarburantes o la energía nuclear. Las cámaras de comercio consideran que hay que valorar la posibilidad de prolongar la vida útil de las centrales nucleares en funcionamiento, así como potenciar el papel de esta fuente de energía en el futuro. Se trata de una energía eficiente, sin emisiones de gases de efecto invernadero, y de la que se dispone de larga experiencia de utilización. Por ello, es preciso avanzar en la investigación del tratamiento de los residuos de estas centrales, como principal escollo para su uso más generalizado.
Otro aspecto importante en la garantía de suministro es la relación de España y de la UE con los países productores de energía primaria. Sería recomendable diversificar el origen de esta energía para garantizar en mayor medida su disponibilidad.
De igual forma, es muy importante facilitar el desarrollo de nuevas infraestructuras de generación, transporte y distribución de energía. Las cámaras de comercio proponen simplificar los procesos administrativos que retardan el inicio de los trabajos, estableciendo para ello zonas de autorización acelerada con objeto de favorecer los proyectos necesarios para la mejora del sistema.
Una vez garantizado el suministro energético en cantidad y calidad, un segundo grupo de propuestas incidirían en el funcionamiento del mercado energético. Para este cometido es fundamental dar un impulso a la creación de un mercado energético europeo. Las cámaras consideran prioritario incrementar las interconexiones entre los países de la UE, y en especial, entre España y Francia.
Además, es recomendable incidir en la liberalización de los mercados, posibilitando la entrada de nuevos agentes que incorporen mayores dosis de competencia y que los precios transmitan correctamente señales a los agentes económicos. Para ello, hay que impulsar la estabilidad regulatoria y dotar al mercado de mayor profundidad y transparencia.
El modelo energético no sólo debería ser competitivo, sino también sostenible medioambientalmente. En este ámbito, sería conveniente insistir a la ciudadanía en la mejora de la eficiencia y el ahorro energético.
La consecución de un modelo energético sostenible no debería afectar negativamente a la competitividad de las empresas. Los compromisos asumidos por España de reducción de emisiones de CO2 en el seno de la UE, para cumplir los acuerdos adquiridos en el Protocolo de Kyoto, no deberían suponer un deterioro de la posición competitiva de nuestras empresas.
Finalmente, es necesario impulsar la participación de las energías renovables, siempre que sean competitivas. La utilización de este tipo de energía, aparte de no contaminar, reduce la dependencia energética del exterior y diversifica las fuentes. Las cámaras apuestan por el fomento de la I+D+i en este campo, además de introducir mecanismos de eficiencia económica en la determinación de las primas que reciben.
Dada la importancia de las decisiones en esta materia, y su complejidad, las cámaras se esforzarán a partir de ahora en el impulso de un Pacto de Estado por la Energía, con representación del Gobierno, administraciones autonómicas y locales, partidos políticos, agentes sociales y consumidores.
Para que este pacto se materialice, las cámaras de comercio mantendrán el debate abierto, impulsando la participación de las instituciones, los agentes sociales, los consumidores, los productores y transportistas de energía y cualquier otro grupo afectado. Este debate se impulsó recientemente con la presentación de las conclusiones del grupo de trabajo de energía de las cámaras y tendrá su continuación en una próxima Cumbre Energía-Empresa en la que estarán representados estos actores. Es necesario que nos pongamos a trabajar, sin pérdida de tiempo, para garantizar un modelo energético eficiente que no limite la capacidad competitiva de nuestras empresas y, por ende, el bienestar de todos los ciudadanos.
Javier Gómez Navarro es presidente del Consejo Superior de Cámaras de Comercio.
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