Alfredo Ripstein, productor de cine
Su última película fue 'El crimen del padre Amaro'
El productor de cine Alfredo Ripstein (Chihuahua, México, 1916) fundó Alameda Films en 1948 y fue uno de los pilares del séptimo arte en México. La última película que produjo fue El crimen del padre Amaro. Falleció el 20 de enero a consecuencia de un fallo cardiaco. Tenía 90 años.
El productor mexicano Alfredo Ripstein, uno de los pilares del cine mexicano en la segunda mitad del siglo XX, "el último de los grandes generadores de la época de oro del cine nacional", según el actor Pedro Armendáriz, murió el pasado día 20 a causa de un fallo cardiaco. Tenía 90 años. Su última película, El crimen del padre Amaro, dirigida por Carlos Carrera, obtuvo una enorme resonancia internacional y devolvió el nombre de Ripstein a la platea de la actualidad.
Alfredo Ripstein Aronovich nació el 10 de diciembre de 1916 en Chihuahua, hijo de un comerciante de origen polaco. Ripstein comenzó a trabajar en el mundo del cine desde muy joven, primero como asalariado de la Financiera Industrial Cinematográfica mexicana, y más tarde en Filmex, donde inició su carrera como gerente de producción y productor ejecutivo, y bajo cuyo contrato trabajó en filmes como El zorro de Jalisco (1940), de José Benavides; Adiós juventud (1943), de Joaquín Pardavé, y La reina de la opereta (1945), de José Benavides, hijo. Finalmente, acabaría por fundar su propia productora, Alameda Films, en 1948 y con sólo 32 años.
Eran los tiempos en que, con su humor siempre socarrón, comentaba: "Antes, el productor era determinante en el cine, ahora pasó más o menos al quinto lugar. Pero sin productor, no hay película".
Alameda Films llegaría a producir y coproducir más de 120 películas. Actores como Arturo de Córdova y el ídolo mexicano Pedro Infante, y directores como Luis M. Delgado y Luis Alcoriza trabajaron a sus órdenes. También su hijo, el popular director Arturo Ripstein, una de las figuras más renombradas del cine internacional: "Los dos tenemos la enfermedad del cine", diría Arturo de su padre.
Alfredo Ripstein estuvo alejado del medio cinematográfico durante muchos años, a causa de un grave accidente, pero regresó con fuerza en 1993, precisamente para encargarse de producir una película dirigida por su hijo Arturo, Principio y fin, que acaparó varios premios Ariel (los equivalentes mexicanos a los Goya) y triunfó en el Festival de San Sebastián.
Títulos como El callejón de los milagros, de Jorge Fons, aclamado en el Festival de Valladolid y ganador del Goya como mejor película extranjera de habla hispana, y el mencionado El crimen del padre Amaro vendrían avalados por Alameda Films en los años noventa.
A partir de 1998, Ripstein también se dedicó a la distribución cinematográfica, con objeto de llevar cine de calidad a su país; fue Alameda Films quien distribuyó en México películas de culto como Happiness, de Todd Solondz, y Los últimos días, de James Moll. Alfredo Ripstein deja registradas en la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas nada menos que 98 películas.
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