Una mujer y su hija de seis años mueren arrolladas por un camión
Heridos graves otro niño de nueve años y su abuela de 71
Una niña de seis años, Sara G., y su madre, Teresa Carril Pereira, de 35, y vecina de O Grove, fallecieron ayer tras ser alcanzado el vehículo en el que viajaban por un camión en Combarro (Poio), a la altura del kilómetro 7,250 de la carretera PO-308, que estuvo cortada al tráfico durante seis horas. Los otros dos ocupantes del turismo, un niño de ocho años y una mujer de 71, resultaron heridos graves.
Los heridos son el hermano de la pequeña fallecida, Rubén G. de 8 años, y la abuela, Teresa Pereira, de 71. Ambos se encuentran ya fuera de peligro. Por su parte, el conductor del camión articulado, Eugenio Álvarez, de 49 años, salió ileso.
El suceso tuvo lugar a las 9.33 horas cuando el camión invadió el carril contrario en la curva de Chancelas, especialmente peligrosa, arrollando al turismo, un Ford Fusion. El tráiler volcó sobre el coche arrastrándolo varios metros para acabar empotrándolo contra un talud. Fueron los gritos de la abuela y el aviso de un testigo presencial los que indicaron la situación del vehículo que, a primera vista, no se advertía.
La excarcelación se prolongó durante tres horas debido a la complejidad de la operación. Los bomberos de Pontevedra recibieron el aviso a las 9.40. Una vez en el lugar del siniestro, donde también se encontraban el 061, la policía local y Protección Civil de Poio, reclamaron una grúa de gran tonelaje, que tardó alrededor de 40 minutos en llegar, para levantar la cabina del camión. Una vez separados y cortados los hierros del vehículo, totalmente aplastado, sacaron al niño seguido de las dos víctimas mortales y, finalmente, a la abuela de la menor que, aunque algo desorientada, no dejó de hablar en ningún momento.
La mujer ingresó a las 12.40 horas en el hospital Montecelo de Pontevedra con fractura de pelvis y traumatismo torácico. El niño, derivado al Hospital Provincial, se encuentra también fuera de peligro, ya que ha sido trasladado a planta y permanece estable, según informó un portavoz del complejo. Una veintena de personas, entre las que se encontraban marineros de Portonovo, transeúntes y vecinos, colaboraron para despejar en media hora la calzada de la carga vertida, unos 3.000 kilos de mejillón.
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