"Corremos demasiado"

El Barcelona viajó a Sevilla con deberes en el cuaderno. Antes de partir, su técnico, Frank Rijkaard, marcó las directrices del trabajo al que deben atender especialmente hoy sus hombres en el partido ante el Betis, de la 15ª jornada de la Liga y aplazado en su día al coincidir con el Mundial de clubes, en Japón. El entrenador holandés insta a los suyos a "mantener el juego organizado que mostraron contra el Nàstic [3-0] y a dar un paso adelante para crecer como equipo". Reclama Rijkaard la oportunidad de que el Barça se acerque un poco más a la imagen del equipo que fue. "Debemos crecer. Es el momento de empezar a jugar en campo contrario", proclama, y pide a sus jugadores que vuelvan a jugar como lo sienten. "Se trata", afirma, "de que hagan esas cosas que el cuerpo les pide: jugar fácil, como saben. Y espero que lo consigan antes de quince días".

"Se trata de que jueguen fácil, como saben. Espero que lo logren antes de quince días"

Si el Barça ha perdido las constantes vitales que le convertían en adalid del buen juego -el pasado domingo, ante el Nàstic, una parte de su propia afición protestó por el espectáculo que se le brindó-, la culpa no es del estado físico. "El problema no es ése. Han puesto tanto empeño en ayudarse unos a otros que han corrido incluso demasiado", asegura Rijkaard; "el problema es de organización. Con la organización volverá el juego alegre".

La afición lo reclama. El Barça, pese a que ha recuperado el liderato liguero, lleva un mes de enero fatal: empató en Getafe y perdió el derbi de Montjuïc. Además, en los partidos que ganó -los dos de la Copa ante el Alavés y el de la Liga frente al Nàstic- jugó mal. "Físicamente, no estamos bien", se excusó Márquez tras la derrota (3-1) frente al Espanyol. "Aún no estamos con chispa. Nos falta frescura", razonó Xavi para justificar el mal juego de su equipo contra el Nàstic, el colista de la Primera División. También Thuram insistió en ello: "No estamos al ciento por ciento, pero mejoraremos". El central no cree que la solución sea trabajar más: "En Italia se trabaja mucho el físico, incluso demasiado. A veces el equipo no estaba bien".

"Todo son sensaciones", sostiene un miembro del cuerpo técnico. "Si hubiéramos ganado los últimos tres partidos, nadie se quejaría de su estado físico", recuerda otro de los ayudantes de Rijkaard. "No estamos tan bien como estaremos, pero ése no es el problema de que perdamos características propias de nuestro juego", argumentó Rijkaard, que reiteró que el gran problema está en la organización. "Eso es lo que necesitamos. Contra el Nàstic la recuperamos. Se trata de ver si ahora, en función de ese juego equilibrado, a mantener las posiciones, podemos desarrollar otras virtudes. Pero ese no es el problema principal. Sigo diciendo que a veces el equipo ha corrido demasiado. En vez de jugar con organización, hemos perdido la posición por querer ayudarnos en exceso", insistió el holandés por tercera vez durante la rueda de prensa previa al partido contra el Betis. "Lo del mal estado físico es una excusa tan vieja como los futbolistas", reconocen los ayudantes de los técnicos.

Mientras tanto, los preparadores físicos del primer equipo azulgrana se muestran absolutamente tranquilos en cuanto al estado físico de la plantilla. "Es el mejor tono físico que pueden tener en estos momentos dadas las circunstancias. Es cierto, pueden estar mejor. Y estarán mejor", reconocieron. "El objetivo es las semanas en las que debemos enfrentarnos al Liverpool (21 de febrero y 6 de marzo) y al Madrid (11 de marzo)", recuerda Johan Neeskens. "Llegaremos perfectamente", dicen recogiendo el guante los responsables de la preparación física, que llegaron a un acuerdo con Rijkaard para el diseño de las vacaciones navideñas -fueron de 13 días, las más largas en los clubes de Primera, tras haber participado en el Mundial de clubes- y del trabajo posterior. En eso radica la diferencia con relación a la temporada pasada.

El Barça regresó a la competición tras el parón invernal de la Navidad de 2005 con 14 sesiones de trabajo completadas. Ahora apenas han sido cuatro. Entonces, el equipo llegó a Vila-real y se sintió tan pesado que recibió tres goles. Ahora falta chispa, no puede ser de otra manera. "Es lógico. Volvimos a competir tras una carga de trabajo de cuatro entrenamientos. Era un riesgo calculado", explican los preparadores físicos. Rijkaard insiste: "No, no es ése el problema. ¡Organización!", brama. Con el deseo de que lo hayan entendido enfiló hacia Sevilla. Sin el defensa Zambrotta -"un contratiempo importante"-, que, renqueante de una lesión muscular, se quedó en Barcelona, y sin Belletti, también lesionado.