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Mas impone el orden a la cúpula de Convergència tras un duro enfrentamiento

La tensión acabó por aflorar este lunes en la reunión de la ejecutiva permanente de Convergència Democràtica (CDC). Los dos sectores de la dirección enfrentados -los más próximos a Artur Mas, de perfil soberanista; y quienes se consideran relegados en la toma de decisiones, de talante moderado- protagonizaron una acerada discusión. Mas tuvo que cortar de raíz el debate e imponer orden en sus propias filas. Las diferencias entre estos dos sectores vienen de lejos, pero se han acentuado desde las elecciones del 1 de noviembre, cuando Convergència i Unió no obtuvo los resultados esperados.

La lista de agravios de los moderados, minoritarios en la dirección del partido, es larga. Pero, sobre todo, sus integrantes reprochan a Mas que se haya rodeado de un duro e impenetrable núcleo de confianza que toma buena parte de las decisiones y al que responsabilizan de los errores de estrategia cometidos en los últimos meses.

Entre estos dirigentes críticos aparecen el ex consejero Antoni Fernández Teixidó, el diputado en el Congreso Carles Campuzano, y Antoni Vives, vicesecretario responsable de militancia y participación. Los tres forman parte de la permanente de Convergència, una ejecutiva reducida de 15 miembros que se reúne cada semana.

Entre los críticos también figuran una serie de dirigentes provinciales que, por su contacto con el territorio, poseen una visión mucho más cercana a las inquietudes del electorado y observan con preocupación los bandazos estratégicos de la dirección, mucho más pendiente, denuncian, de contentar al militante radical que de agradar al tradicional y cuantioso votante moderado.

Posición de preeminencia

El enfrentamiento del pasado lunes en la ejecutiva fue abierto. El núcleo de confianza de Mas -entre ellos el director de estrategia, David Madí; el negociador del Estatuto, Quico Homs, y Oriol Pujol, hijo del ex presidente de la Generalitat- defendió su posición de preeminencia. "La estructura del partido se va a resentir si no hay una dirección restringida", llegó a afirmar Homs. "Este partido, Convergència, es mucho más que vosotros", les espetó Fernández Teixidó, de perfil nacionalista moderado.

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Mas se vio forzado a terciar en el debate y reclamó a sus dirigentes que aparcaran sus desavenencias, al menos en público. También se comprometió a intensificar sus contactos con todos los dirigentes, escuchar sus propuestas y quejas y tomar decisiones. Pero todo a puerta cerrada, para que el asunto no perjudique las expectativas electorales de la federación.

Los defensores de Artur Mas, y quienes observan esta trifulca desde la distancia, alegan que se trata tan sólo de un problema de "celos". "No podemos elevar a categoría lo que es un puro y simple psicodrama", señala un dirigente de CiU con actividad política en las Cortes.

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