"El torneo más bonito"

El Open de Australia no se resume sólo como un enfrentamiento entre Roger Federer y Rafa Nadal, números uno y dos del mundo respectivamente. Tampoco como una nueva oportunidad para que Lleyton Hewitt, la estrella local, gane por fin el torneo. Ni como una lucha entre el tenis glamuroso de Sharapova y el hercúleo, músculo mas técnica, de Mauresmo. El primer grand slam del año, el preferido de la mayoría de los tenistas, es todo eso y mucho más. Reúne a los mejores jugadores del mundo, más de 15 españoles. Fija el guión de los primeros meses del circuito. Y ofrece la primera oportunidad a los que tienen cuentas pendientes y ansias de revancha. En Melbourne hay varios. Tres de ellos, españoles.

Tommy Robredo busca el desquite en Australia porque, siendo el número siete del mundo, en España pasa inadvertido. Son las consecuencias del fenómeno Nadal? que también afecta al introvertido David Ferrer, el decimosexto. "Vivimos en un país en el que se habla menos del resto cuando hay uno bueno", explica entre avión y avión; "eso es complicado. Además, el efecto Nadal se está desaprovechando para promocionar al resto de los jugadores". Robredo, que admira a Nadal, que aprecia su facilidad para llevar la presión, la atención de los medios, quiere acortar distancias, "ser más agresivo" y aprovechar que en Australia se siente como en casa, entrenándose en los parques y arrullado por el cariño del público. "Es el torneo más bonito", argumenta, "por la gente y su cultura. Es un país precioso, adelantado al resto. La gente te molesta poco. Las instalaciones, el río..., todo es precioso. Es el torneo más agradable". La pista rápida, como a Carlos Moyà, otro con ganas de reivindicarse -"mientras me respete el hombro, las lesiones", matiza-, le favorece.

Volver, revancha, levantarse del suelo, es lo que busca también Juan Carlos Ferrero, ex número uno, ahora hundido en el puesto vigésimocuarto de la clasificación de la ATP. "Ha descansado un mes y ha hecho la mejor pretemporada de los últimos años a nivel físico, técnico y de actitud", dice Antonio Martínez, su entrenador de toda la vida. "Está muy a punto, en su mejor nivel de siempre, mejor que cuando estaba entre los cuatro primeros del mundo, con un punto de bola fantástico. Aunque parezca excesivamente ambicioso, su objetivo este año es estar entre los ocho primeros. Otra cosa no le motiva", añade.

Ahí, entre las ocho mejores doblistas del mundo, vive instalada desde hace tiempo Vivi Ruano, que tiene ansias de revancha porque para el torneo de maestras sólo se clasifican las mejores cuatro parejas del mundo. Porque esa competición se disputará en Madrid a finales de año. Y porque ya se perdió la cita en la capital española en 2006. "Vengo de un año malo de lesiones", explica; "este año quiero meterme entre las 50 mejores del mundo en individuales y estar cerca del número uno, de las cinco mejores parejas seguro, en dobles". ¿Qué la espera en Australia? "El mejor grand slam en cuanto a comodidad. Todo está cerca y sin los agobios de Nueva York, Londres o París. El hotel lo puedes usar hasta para el calentamiento previo porque está cerca del torneo. Y llegas con más motivación por ser el primer grand slam del año y por pasar del frío al calor".