Al Sevilla se le sale la cadena
El equipo andaluz pierde la oportunidad de afianzarse en el liderato tras caer ante el Mallorca
Iba el Sevilla embalado y embelesado a dieta de reconocimiento y liderato. Y ya se sabe que cuando uno está a gusto el sueño y la fatiga quedan orillados, que no resueltos. Varias de las piezas sevillistas están saturadas de fútbol y de partidos. Tras la derrota del Barcelona del sábado en Montjuïc, los sevillistas buscaban el resultado, pero les sobraba el partido.
Las cifras -normalmente bastante mentirosas en el fútbol- servían de augurio desde bien temprano: Media docena de saques de esquina a favor del Mallorca en apenas 20 minutos. El Mallorca se colocó en mayoría en el centro del campo y en él se quedó. Con un defensa en la posición de volante derecho, Ibagaza apoyaba a los dos pivotes como si uno más de ellos se tratara. Además, para quitarle trabajo y posibles despistes a los centrocampistas, Gregorio Manzano ordenó al central Nunes que se ocupara de los clareados de Kanouté, aunque tuviera que seguirle hasta el centro del campo. Así, antes de que el Sevilla se hubiera dado cuenta, se había quedado sin sitio. Nada de esas salidas fulgurantes que martilleaban al contrario contra su meta en el Sánchez Pizjuán, ni una de esas entradas por banda con los delanteros colándose como centellas y la segunda línea esperando el rechace con la pierna armada. Y es que les habían birlado la pelota.
SEVILLA 1 MALLORCA 2
Sevilla: Palop; Alves, Javi Navarro, Escudé, Dragutinovic (Puerta, m. 83); Navas (Kerzhakov, m. 64), Poulsen, Renato, Adriano; Chevantón (Martí, m. 46) y Kanouté. No utilizados: Cobeño; Ocio, David y Maresca.
Mallorca: Moyà; Héctor, Ballesteros, Nunes, Navarro; Jordi López, Basinas; Varela (Tuni, m. 94), Ibagaza (Arango, m. 81), Jonás; y Maxi López (Víctor, m. 89). No utilizados: Prats; Ramis, Dorado y Jankovic.
Goles: 1-0. M. 21. Kanouté, de penalti. 1-1. M. 47. Nunes empalama la red un mal despeje de Alves. 1-2. M. 61. Maxi López remata a placer tras una internada de Jordi López por la derecha.
Árbitro: Rodríguez Santiago. Amonestó a Nunes, Héctor y Martí.
40.000 espectadores en el Sánchez Pizjuán.
Renato y Poulsen se vieron obligados a jugar siempre a contrapelo. Especialmente floja fue la participación del danés. El rubio del pespunte en el entrecejo mostró además su cara más avinagrada. Estuvo fallón, lento y un pelo agresivo. En la segunda mitad, ya por detrás en el marcador, le pegó un caderazo a Basinas y un empujón por detrás a Navarro que acabó con ambos atendidos en la banda. Y si el danés no cumple con lo que se le supone, Renato se difumina en obligaciones distintas a las que le hacen valioso para su equipo.
Así las cosas, Maxi López se bastó para incordiar lo indecible a la defensa sevillista, también debilitada por la falta de los valiosos apoyos del danés cuando a Alves le da por coger la corneta del Séptimo de Caballería. El argentino estuvo a punto de marcar con un remate peinado que se escapó de la portería de Palop y de la bota de Jordi López por poquísimo. El delantero mallorquinista volvió a intentarlo poco después con un disparo cruzado tras un fantástico pase al área de Ibagaza que le había dejado solo.
Pero entonces llegó el gol sevillista. Y a casi todos les pareció que las cosas se ponían en su sitio. Aunque considerar penalti el contacto entre Moyà y Navas, fuera un poco exagerado por parte del árbitro y que Kanouté, que sumaba su 15º tanto en Liga, no lo celebrara especialmente. Pero sólo se lo pareció a los que les sobraba el partido como camino al resultado. No al Mallorca.
Tras el gol, los de Manzano siguieron dominando el juego del centro del campo que, sin ser brillante, se ceñía a sus intereses. En el minuto 30, Varela se sacó un chupinazo desde fuera del área que fue la clara advertencia de lo que estaba por llegar. A los dos minutos de comenzar la segunda parte, el saque del octavo córner a favor del conjunto balear acabó en la cabeza de Alves que despejó a los pies de Nunes que empalmó inmisericordemente a la red. Un cuarto de hora después, Jordi López se coló por su banda derecha, le hizo un lío a Dragutinovic y Escudé y burló la salida de Palop con un centro a Maxi López, que marcó a placer. Y entonces le tocó a jugar al Sevilla. Pero ya no sabía cómo.
Un equipo tan exquisito como éste Sevilla queda raro jugando al pelotazo al área. Claro que más raro era verlo caer derrotado en su estadio -no lo hacía desde febrero pasado, contra Osasuna- y tras haber hecho tan sólo tres oportunidades medianas de gol.
El Sevilla aspiraba ayer a meterle puntos al Barcelona. Pero no se conjuró para ello. Al final, la arrancada se quedó en una pedalada en falso de esas que molestan más por lo inesperado que por el golpe contra el sillín. Que ya duele lo suyo.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.