Un forcejeo con historia
Cada 20 de enero, la localidad granadina de Caniles revive lúdicamente una lucha entre grupos de jóvenes que se remonta al siglo XVIII. Los ganadores tendrán que pagar la fiesta del año siguiente.
Un vecino de Caniles (Granada) explica en qué consiste la simbólica fiesta: "Roba
n el santo; el que se lo lleva paga la fiesta el año que viene. Si fuera la imagen, necesitaríamos una nueva todos los años". Así que lo que se roba en la tarde del 20 de enero, día de San Sebastián, es una cruz de metal. Ensartada en un asta de madera, la llevan agarrada entre varios: son los ladrones del año anterior. Lo que suceda a partir de ese momento es imprevisible, pero siempre con un mismo final: la cruz cambia de manos, y con ella el protagonismo, y la responsabilidad económica, de la fiesta.
A la puerta de Santa María y San Pedro, a las cinco de la tarde, están los que quieren apropiársela: hasta ese momento, lo han mantenido en secreto. Se reúnen con tal fin por peñas o grupos de amigos. Apenas traspasado el umbral de la iglesia, se abalanzan sobre ellos. Forcejean durante minutos, se tiran unos encima de otros, van y vienen, recorren la plaza... De repente, de entre la maraña de cabezas, brazos, piernas y polvareda, emerge una mano que exhibe la cruz. La ha conseguido un chaval de la banda de cornetas y tambores. Los ladrones salientes se quedan desconsolados. "Queríamos seguir. Lo hemos pasado muy bien. Desde hace un año nos hemos reunido cada miércoles, hemos hecho comidas. Eso es lo que nos produce una gran pena". En cuanto al dinero, no sueltan prenda: "Depende de lo que quiera gastar cada cual".
El que consigue hacerse con la cruz se convierte en el héroe de la jornada. Con ella en la mano toma parte en la procesión de san Sebastián y san Antonio de Padua, el patrono.
El origen de este singular robo, cuya celebración parece remontarse al siglo XVIII, está en una epidemia de peste, en la que murió mucha gente en Caniles, una población de unos 5.000 habitantes que se encuentra a siete kilómetros de Baza. Sólo los del barrio de San Sebastián se salvaban, así que los demás vecinos robaban el santo para asegurarse su protección.
- Ayuntamiento: 958 71 09 03.
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