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'El grande' sigue creciendo

Urzaiz es ya el segundo jugador en activo con más partidos y goles en la Liga

Ismael Urzaiz ha vivido y oído de todo. Quizás por eso casi nada le afecta. A sus 35 años, es difícil que le incomoden las críticas, las jubilaciones anticipadas, los sustitutos naturales y los avatares con el gol. El delantero del Athletic creció en el mundo del balón con el rabillo del ojo mirando a sus características físicas y futbolísticas, adorado por unos y vilipendiado por otros. Un futbolista previsible de igual manera para sus detractores que para sus defensores, pero en dirección contraria. Hoy es el segundo en activo con más partidos en la Primera División, 426 (tras Raúl, con 428), y el segundo con más goles marcados, 127 (otra vez tras Raúl, con 183). Quizás por eso declaraba en su momento: "No me considero menos que Raúl o Morientes", a los que admira y con los que ha compartido la camiseta del Madrid.

"El fútbol es muy cambiante. Basta con ver lo que sucedía hace diez jornadas"

Es Urzaiz un futbolista hecho a si mismo. A los 14 años salió de Tudela, fichado por el Madrid, con aquel corpachón que aventuraba un delantero centro inglés al uso: cabeza y dentadura para aguantar lo que sea. Sólo vistió la camisola del primer equipo en dos ocasiones (un partido de la Copa de Europa, contra el Odense, y otro de la Copa del Rey), pero el club del Bernabéu tardó muchos años en desprenderse de él. Lo cedió permanentemente con el miedo en el cuerpo por que alguna vez aquella fuerza de la naturaleza pudiera explotar. Así, zascandileó por distintos conjuntos, Albacete, Celta, Rayo Vallecano, Salamanca y Espanyol, en el que alcanzó la libertad para finalmente llegar al estanque dorado del Athletic, que se le había negado históricamente. Y es que el cuadro bilbaíno siempre le había ninguneado por sus condiciones inglesas. Nadie confiaba en él, como si el Athletic de entonces fuera una suerte de filigrana y fantasía.

Hoy, Urzaiz es el decimotercer futbolista con más partidos en el Athletic, aunque en breve adelantará a unos cuantos, toda vez que su renovación parece asegurada a pesar de la edad, garantizada por su actual entrenador, Mané, que ha confiado en él ciegamente.

"No quiero que por los años se me exija menos", dijo el grande después de marcar uno de los más bellos goles (ante el Recreativo) de los últimos tiempos en San Mámés. Lo de El grande viene de antiguo. Quizás lo inventó Luis Fernández, que reclamaba a sus centrocampistas que se dejasen de florituras "y pasasen el balón al grande" para buscar la segunda jugada. Sin embargo, Urzaiz ya se había rebelado contra ese tópico. Fue en 2002. Jupp Heynckes, tirando de su extraño sentido del humor y de su notable soberbia, criticó al delantero cuando exigió una renovación en su opinión exagerada. Urzaiz llevaba marcados esa temporada diez goles. "No son muchos. Hay que meter 20 o 25, como hacía yo", dijo el técnico alemán. Urzaiz, un tipo calmado, respondió señalando que era algo más que un goleador. La eterna pelea por evitar el cliché de cabeceador y futbolista físico.

Desde entonces, Urzaiz ha vivido la competencia permanente. Todos los entrenadores siguientes han buscado a su sustituto, han alterado el estilo de juego para ocupar su lugar: Etxeberria, Llorente, Aduriz... Oficialmente, Urzaiz estaba prejubilado, pero buena parte de la reacción rojiblanca se ha debido a sus goles a poco que los preparadores le han dado minutos de juego. Físicamente, está impecable. Su actitud con el equipo ha mejorado con los años y adoctrina a sus sucesores. Además, las lesiones le han respetado hasta el punto de convertirse, hoy por hoy, en el futbolista más insustituible en el Athletic.

"No hay que darle muchas vueltas. El fútbol es muy cambiante. Basta con ver lo que sucedía hace diez jornadas [cuando no jugaba]. Ahora mismo, lo único que me preocupa es que el Athletic no pase apuros. Lo demás no me lo planteo", afirma Urzaiz, que huye de cualquier protagonismo. Lo cierto es que se ha convertido en el artillero de la reacción del Athletic con cuatro goles determinantes. Aun así, tuvo que vivir un momento delicado cuando, tras cumplir su contrato en 2005, decidió ponerse en el mercado rechazando la oferta del club. La gestión fue negativa y Urzaiz llamó al entonces presidente, Javier Uria, para aceptar lo que despreció. Cambió dinero por años y San Mamés le perdonó: "Ahora hay que respetar las opciones de los compañeros, sobre todo en un club tan singular como el Athletic. Reconozco que estoy en un buen momento, pero lo único importante es que el equipo salga de los apuros actuales". El grande, el poste, la referencia, vive su segunda juventud y todo indica que los cachorros rojiblancos tendrán que esperar.

SCIAMMARELLA

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