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Periodo de reflexión sobre la estrategia nacionalista

Los dirigentes de Convergència Democràtica (CDC) y, en especial, su líder Artur Mas se han convencido de que algo tendrán que cambiar para que en el futuro no se repita lo sucedido en las elecciones autonómicas de 2003 y 2006, cuando después de obtener mayor número de diputados que su rival socialista fueron destronados de la presidencia de la Generalitat por su incapacidad de alcanzar acuerdos de gobierno con alguno de sus contrincantes.

Mas anunció ayer, tras la reunión de la ejecutiva convergente, que su partido abrirá "un periodo de reflexión" sobre la estrategia que debe seguir la federación nacionalista para ensanchar su base electoral y corregir los errores que pudieron cometer en el pasado.

La decisión la tomó ayer la ejecutiva de CDC después de cerca de dos meses y medio de celebradas las elecciones, el 1 de noviembre. A sus socios de Unió Democràtica les costó tan sólo una semana llegar a la misma conclusión, y en su primera reunión del comité de Gobierno ya se pusieron manos a la obra: iniciaron una ronda de contactos con la sociedad civil para descubrir las causas de su creciente distanciamiento con el electorado. El líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, preside muchas de estas asambleas con asociaciones de vecinos, colegios profesionales e instituciones de diversa índole.

Los democristianos, pese que en público nunca han discutido la estrategia que siguió Artur Mas durante la campaña electoral, han cuestionado o matizado en numerosas ocasiones las declaraciones posteriores del propio candidato. Así, frente a la voluntad de Mas de convertir a CiU en la "casa común del catalanismo", Duran respondió que lo obligatorio era subrayar el perfil ideológico de la federación y advirtió de los riesgos de convertir a CiU en una segunda marca de Esquerra Republicana; es decir, de no caer en la tentación de radicalizar las posiciones nacionalistas.

Pese a estas ostensibles discrepancias, Artur Mas negó ayer que las relaciones entre Unió y Convergència atraviesen un periodo de crisis y rechazó un posible distanciamiento con Josep Antoni Duran Lleida. "Después de 30 años juntos tenemos una salud de hierro", manifestó, y auguró "muchos años" de convivencia en común.

No obstante, Mas admitió que "después de unas elecciones como las catalanas hay un proceso de reposicionamiento, porque ha habido una movida fuerte", de ahí las diferencias de opinión con sus socios de Unió Democràtica.

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Para que esta situación no vuelva a repetirse, los dos dirigentes de la federación nacionalista mantendrán esta semana una reunión que Mas ya predijo que "será larga". La entrevista debería servir para unificar criterios de estrategia, dejar a un lado las desavenencias y unificar un discurso que ha puesto en evidencia desacuerdos de calado entre ambos.

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