Una cuenta pendiente
Esteve perdió el bazo hace un año, pero parte de nuevo entre los favoritos
Hace un año, Isidre Esteve (Oliana, Lleida, 15 de mayo de 1972) salvó el pellejo de milagro. El más experimentado de entre los motoristas españoles sufrió los caprichos de la organización, que decidió invertir el orden de salida en una de las etapas más polvorientas, entre Nouakchott y Kiffa, en Mauritania. Cuando eso ocurre, los pilotos más rápidos arrancan los últimos y, como su ritmo es superior al de los corredores que les han precedido en la salida, se ven obligados a realizar maniobras de adelantamiento como la que intentó Esteve. Para ello, la única opción es salirse del carril establecido y rodar por una senda paralela, a merced del polvo y la hierba de camello, un terreno de montículos arenosos que rodean a la planta. "Me abrí, y mientras estaba adelantando se levantó una racha de viento muy fuerte que arrastró mucho polvo y me cegó, lo que me impidió ver la hierba de camello que venía. Salí escupido y al caer me golpee el estómago con el manillar", recuerda el piloto de 34 años que, un año después y en su décima participación, vuelve al Dakar sin el bazo pero con una cuenta pendiente.
"Vengo a ganar, aunque soy más consciente que nadie de lo que esta carrera puede ocasionar", reflexiona el piloto ilerdense que, operado a vida o muerte en Nouakchott, pasó por una de los escenarios más aterradores de su vida. Tumbado en una mesa más convencional que de operaciones, Esteve le comentó al cirujano la posibilidad de operarse en Barcelona, a lo que el doctor respondió negativamente por la hemorragia interna que se había desatado en el interior de su organismo. "Lo que ocurrió el año pasado tiene una explicación, siempre la tiene. Es verdad que la suerte existe, pero uno debe buscarla y todo lo que ocurre en este deporte es consecuencia de algo que ha ocurrido anteriormente", promulga este dicharachero piloto de Oliana, un enamorado de los caracoles en lata con alioli, que ha devorado durante una recuperación que ha durado casi tres meses.
"Después del accidente del año pasado hemos planteado una temporada muy distinta a lo que era habitual. He trabajado muchísimo, posiblemente este ha sido el año que más gradualmente me he entrenado. Y todo con la única intención de llegar a tope a este Dakar", asevera el piloto que, terminado el proceso de convalecencia, se subió de nuevo a la moto y participó en abril en el rally de Túnez, la segunda prueba del Mundial de Raids. Y venció. "Marc y Cyril
[Despres, francés, su compañero de equipo], son los únicos participantes que han ganado el rally, y sólo por ello ya son los máximos favoritos a ganar. Lo único importante es que una KTM de las nuestras gane. Hemos diseñado una estrategia con dos líneas de ataque diferenciadas, con un mochilero para Cyril y otro para mí, así evitaremos cualquier problema", concluye Esteve.
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