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Reportaje:

Ladrillos y vatios, el binomio de moda

Las constructoras están inmersas desde hace meses en un 'rally' para hacerse con el control de eléctricas y petroleras

Constructoras y grupos energéticos se han llevado la palma del protagonismo en el año que termina en inversión y operaciones corporativas -compras y fusiones dentro y fuera del parqué bursátil, en España y en el extranjero, y en sus sectores originales y también en otros hasta ahora ajenos a su actividad-. Y la fiesta no ha terminado para estas compañías y con toda probabilidad va seguir en 2007. El maridaje entre el ladrillo y el vatio y el octano, aunque a efectos cronológicos se inició en el último trimestre de 2005 con la entrada de ACS en la eléctrica Unión Fenosa (UF) y aún antes si se considera la entrada de Acciona en energía eólica, ha sido sin duda el acontecimiento más singular y novedoso del ejercicio:

ACS controla ya Fenosa y tiene un 10% de Iberdrola; Acciona ha desembarcado en Endesa en medio de una pugna de OPA, y Sacyr, en Repsol
La otra cara de la moneda es la deuda, que se ha disparado y que ha llevado a las agencias de calificación crediticia a rebajar nota a las constructoras

Acciona, cuarto grupo español de construcción y servicios, se ha hecho por sorpresa a partir de septiembre, en pleno conflicto en torno al control de Endesa entre la alemana E.ON, Gas Natural y los reguladores españoles y comunitarios, con un porcentaje relevante de mayor eléctrica nacional.

Veinticuatro horas después, ACS, el primer grupo constructor, que en esos días contaba ya con un 35% de Fenosa, dio orden de adquirir un 10% de Iberdrola -la segunda eléctrica española- como paso previo a una posible fusión o integración.

Sacyr, la quinta constructora, no quiso quedarse a la zaga y así, a mediados de octubre, desembarcó también en el sector energético con la compra de casi un 10% de la petrolera Repsol YPF. Y como ACS en el caso de su participación en UF, ha seguido comprando acciones. Hace diez días firmó un crédito de 5.175 millones a cinco años para financiar la adquisición del 20% de Repsol (cuenta ya con el 13,1% porcentaje al que sumará un 6,8 cuando venzan los instrumentos financieros contratados).

Al rebufo de Endesa

Las eléctricas también se han movido en la foto. Iberdrola, cuyo presidente elude considerar una posible fusión de su grupo con Gas Natural o con UF argumentando que la normativa española actual no hace posible estas concentraciones en términos viables en cuanto a rentabilidad, ha negociado su entrada en Scottish Power. La adquisición del grupo británico, que se materializaría mediante una OPA y que valora en 17.200 millones de euros a la eléctrica escocesa, está pendiente de autorización por parte de la autoridad europea.

Endesa, que lleva más de quince meses sumida en una guerra por su control -circunscrita hasta ahora a instancias judiciales y reguladoras tanto españolas como foráneas- con dos OPA anunciadas sobre la mesa, una de Gas Natural y otra de la alemana E.ON, además de la entrada reciente en su capital a través del mercado de Acciona, ha visto catapultada con maniobras propias y ajenas su cotización este año. Hasta el punto de obligar a la eléctrica alemana a revisar al alza, hasta 35 euros, los 27,5 euros por acción de Endesa (casi un 30% más de lo que ofertaba Gas Natural) de su propuesta inicial de adquisición de febrero. E.ON ofrece en total 37.000 millones por el 100% de Endesa.

Las constructoras, al margen de la energía, han abordado en 2006 otras operaciones corporativas de calado. Así, y sólo por citar algunas, FCC ha comprado el grupo de servicios medioambiental WRG, en Reino Unido, y Alpine, la tercera constructora de Austria; y dentro de España ha adquirido las cementeras Uniland y Lemona. Ferrovial se hizo con el gestor de aeropuertos británico BAA por unos 14.600 millones de euros mediante una OPA a mediados de año y es hoy el primer operador privado de aeropuertos. Sacyr ha seguido incrementando este año su participación en la constructora francesa Eiffage y se ha hecho, en competencia con Isolux, con el control de Europistas mediante una OPA por importe de 825 millones. Y OHL, el grupo de Villar Mir, lanza una OPA sobre el 100% de su capital y ha adquirido 2 constructoras en EE UU.

¿A qué se debe tanto baile corporativo en las constructoras? En último término, a su necesidad de ganar tamaño y diversificar negocios y mercados para reducir su dependencia del ciclo de la obra pública y la construcción doméstica que, tras lustros de fuerte e ininterrumpido crecimiento, puede empezar a acusar una merma en los generosos flujos de fondos comunitarios hacia nuestro país o sufrir los efectos de un incremento en los tipos de interés. Y en primera instancia y en relación con lo anterior, la profusión de compras y fusiones se debe también a la metamorfosis accionarial que se ha vivido en los grupos constructores españoles en los últimos años.

"Las constructoras somos hoy el reflejo de nuestros principales accionistas, de los socios de control, y éstos", explican fuentes de uno de los mayores grupos del sector, "ya no son arquitectos o ingenieros. Son financieros como los March y su Corporación Financiera Alba, o los primos Alberto Cortina y Alberto Alcocer, en ACS, donde incluso en el presidente Pérez prima ese perfil sobre el de ingeniero. O como Juan Abelló y su sociedad Torreal en Sacyr. O Ibersuizas y Cartera Deva en FCC. La búsqueda de una mayor rentabilidad para sus inversiones prima sobre cualquier otra estrategia. La construcción pura y dura genera muchos ingresos, mucho cash flow (flujo de caja), pero poca rentabilidad [entre un 3% y un 6%, según la compañía de la que se trate]

Las sinergias en estas operaciones corporativas, si es que existen, son secundarias. El juego, por tanto, es invertir ese cash flow en negocios más lucrativos. Eléctricas, gasistas y petroleras, que viven en todo el mundo y también en España un profundo proceso de consolidación y de cambio -progresiva liberalización y apertura a terceros de los mercados domésticos-, son una magnífica playa de desembarco. Además, como en la obra pública y en las concesiones de explotación de infraestructuras, la energía es un sector regulado y por ello, en cierto modo, su actividad tiene menos riesgo que otras.

Otros factores que han contribuido a la fiebre de fusiones y adquisiciones en el último año han sido los bajos tipos de interés y los elevados niveles de liquidez que han existido en el mercado y que han facilitado la financiación de grandes operaciones. Muchas de estas operaciones se han hecho con apalancamiento, garantizando los créditos recibidos por el comprador con las propias acciones y activos de la sociedad adquirida, y en muchos casos los intereses de la deuda se están cubriendo o van a cubrirse (caso de ACS en UF o de Acciona en Endesa) con los dividendos percibidos de las nuevas sociedades participadas. Los buenos resultados de las empresas este año han permitido incrementar el reparto de beneficios y han facilitado a la postre la entrada de las constructoras en los grupos energéticos y, además, han propiciado la revalorización de sus acciones y la acumulación de plusvalías latentes en estos títulos.

En enero, por ejemplo, ACS, Acciona y Sacyr van a embolsarse unos 220 millones de euros brutos por dividendos de sus participaciones en empresas de energía.

También han contribuido en los últimos meses al incremento de las operaciones corporativas el anuncio de la próxima entrada en vigor de nuevas normativas fiscales y de regulación de OPA menos favorables a estos movimientos.

La otra cara de la moneda es el endeudamiento, que se ha disparado y ha llevado a las agencias de calificación de riesgo crediticio a rebajar la nota a la mayor parte de estas empresas. El endeudamiento de las empresas españolas, según estadísticas del Banco de España, alcanzó el récord de 978.994 millones de euros al término de octubre, lo que supone un incremento del 27,4% en los últimos 12 meses. Y buena parte de este incremento de la deuda es responsabilidad de las constructoras.

Las compañías eléctricas se han convertido en un objetivo de inversión para las constructoras.
Las compañías eléctricas se han convertido en un objetivo de inversión para las constructoras.CLAUDIO ÁLVAREZ

Más operaciones, más caras y más difíciles en 2007

La continuidad de la efervescencia corporativa en constructoras y eléctricas está asegura en 2007. Amén de otras fusiones y compras que puedan surgir, quedan por dilucidar el desenlace de las OPA sobre Endesa y el camino a seguir por Acciona; la posibilidad de que Iberdrola afronte alguna operación en España tras la compra de Scottish Power, y la incógnita sobre la continuidad o no de ACS en las eléctricas en las que participa, si no hay luz verde a su fusión y si las autoridades siguen sin permitirle participar en el consejo de administración de Iberdrola mientras esté en el de su competidora UF.

Tampoco están claros los pasos de Repsol y los de Sacyr en una petrolera que, pese a su tamaño, es una pyme en su sector. La seguridad no es mayor en la otra petrolera española, Cepsa, donde la salida del Santander va a provocar cambios accionariales y habrá que ver el encaje de los nuevos socios con la francesa Total que tiene hoy su control.

Las operaciones, en cualquier caso, según los analistas, van a ser más caras y difíciles en 2007 por varias razones: los tipos de interés están subiendo y van a seguir haciéndolo; los elevados niveles de endeudamiento ya alcanzados en muchas empresas; y la entrada en vigor, en el caso español, de nuevas leyes fiscales y de regulación de la OPA que hacen más onerosas estas operaciones. Habrá más intercambio de acciones y menos dinero en metálico en estas operaciones.

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