Se abre la ronda electoral

El año que comienza mañana día 1 es, desde un punto de vista político, un año estrictamente electoral: arranca con la campaña de las municipales del próximo mes de mayo y termina con la campaña de las generales, sean cuando toca, en mayo de 2008, o se adelanten unos pocos meses. A los políticos de uno u otro signo les suelen gustar los años electorales. Sobre todo porque les exigen hacer frente a decisiones y problemas concretos. "Es cierto que unas elecciones a la vista son estupendas para que los partidos dejen atrás discusiones gaseosas o dudas metafísicas", reconoce un miembro de la ejecutiva del Partido Popular. "Las elecciones devuelven el sentido común a casi todo el mundo: a los políticos y a los electores", asegura, por su parte, un directivo del Partido Socialista.

La mejor noticia de fin de año para los socialistas ha sido la calma reinante en Cataluña y la afirmación de José Montilla. La peor, la subida de las hipotecas

La pauta la marcarán las elecciones municipales, mucho más que las autonómicas. Sobre todo porque las elecciones locales despejarán una duda muy importante para unos y otros: saber qué pasa en el País Vasco.

El PP, que está realizando en los últimos días algunos pequeños cambios de discurso, de acuerdo con su propia estrategia de aproximación, más suave, a las elecciones, ha encontrado su manera de atacar al Gobierno: ya no se trata de reprocharle que hable con ETA, sino de exigirle que Batasuna no se pueda presentar en esas elecciones ni, por supuesto, con su propio nombre, ni con segundas marcas o agrupaciones electorales, más conocidas como listas blancas.

Por parte del PSOE, está claro que se mantiene el cumplimiento de la ley de partidos y que no se consentirá que Batasuna se presente a las municipales bajo su propio nombre. Los portavoces de la dirección del PSOE aseguran que tampoco aceptarán listas que supongan un subterfugio o escapatoria para Batasuna. "Sería una tontería, además, porque las listas pueden ser impugnadas no sólo por nosotros, sino también por el PP, y serían las juntas electorales y, en ultima instancia, los jueces quienes decidirían", explica un dirigente socialista.

Casi todo el mundo coincide en que el proceso de normalización en el País Vasco pasa por la vuelta de la izquierda abertzale a los ayuntamientos. "Es difícil que el proceso de paz pueda seguir adelante si lo que representa Batasuna no está presente en los municipios después de las próximas elecciones", asegura un dirigente del PNV. "Es poco creíble que queden fuera de los ayuntamientos otros cuatro años y que, pese a todo, la negociación con ETA siga adelante".

La única solución sería que los dirigentes de Batasuna aceptaran finalmente inscribir un nuevo partido con el que concurrir a las municipales. La decisión quedaría finalmente en manos del Gobierno, el único capacitado, según la vigente ley de partidos, para impugnar ante el Tribunal Supremo esa inscripción. Es el Gobierno el que puede dar a Batasuna la certidumbre de que ese nuevo partido no será perseguido ni sus dirigentes encausados, pero para ello tiene que estar convencido previamente de que la nueva formación cumple los requisitos de alejamiento de la violencia que impone la mencionada ley. Y eso no está, por el momento, nada garantizado, según reconocen los socialistas.

Buenas y malas noticias

Todo el debate está ahí. Y estará en primera línea de discusión y de análisis a partir del próximo día 20, a la vuelta del viaje oficial del presidente del Gobierno a Japón. Ésa es la discrepancia irreconciliable entre PP y PSOE, y no parece que exista un terreno intermedio en el que lograr aproximaciones reales. Los socialistas son conscientes de ello e intentarán introducir otros temas en el debate político antes de las elecciones, pero sin ignorar la enorme dificultad del empeño.

"Desde el punto de vista socialista", explica un parlamentario del PSOE, "la mejor noticia de fin de año ha sido la tranquilidad reinante en Cataluña. Los dirigentes del PSOE no ocultan su alegría, y su agradecimiento al president de la Generalitat, José Montilla, por la calma, incluso el silencio, que ha introducido en la vida política catalana. "Montilla se ha consolidado y nos está permitiendo demostrar al resto de España que en Cataluña no ha pasado nada grave y que el nuevo Estatut no supone un problema. Eso era importantísimo para el PSOE", reconoce un dirigente socialista andaluz.

La peor noticia para el Gobierno ha sido, por el contrario, el aumento del Euríbor, es decir, del precio de las hipotecas, que ha subido sensiblemente este año y que hace que muchos ciudadanos no perciban con tanta fuerza la actual bonanza económica.