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Entrevista:GARIKOITZ CUEVAS | Pintor

"Le he perdido el miedo al color"

Margot Molina

Garikoitz Cuevas, que nació en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) hace 38 años, es uno de los pocos artistas a quien se le puede llamar pintor, prescindiendo del más genérico artista plástico. Y es que Cuevas, que salió de la Facultad de Bellas Artes de Sevilla y ha pasado por la famosa Residencia de Estudiantes de Madrid y el Colegio de España en París, gracias a sendas becas, siempre se ha mantenido fiel a la pintura. Lo suyo ha sido un idilio compensado con galardones como el que recibió ayer en Sevilla, el 24º Premio de Pintura Fundación Focus-Abengoa -el más prestigioso en Andalucía- y su presencia en colecciones como la del Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, la del Ministerio de Asuntos Exteriores o la Fundación Wellington.

El pintor recogió ayer el Premio Focus-Abengoa, el más importante de Andalucía

Pregunta. Cuando usted comenzó a exponer a principios de los noventa la pintura había perdido protagonismo como lenguaje, ¿cómo ha logrado mantenerse en el mercado siendo fiel al lienzo?

Respuesta. Siempre he tenido muy claro que la pintura es el medio a través del cual iba a expresarme, de forma que no me planteaba usar otros lenguajes aunque el mercado los demandara. Lo que realmente ha sido dificil, como le pasa a todos los artistas, es ir evolucionando dentro de mi propia forma de expresión.

P. ¿Nunca ha considerado utilizar otros medios de expresión con el vídeo, la fotografía o las performances?

R. A partir de la pintura, como elemento básico, sí me planteo hacer otras cosas. Precisamente el cuadro que ha obtenido el Premio Focus-Abengoa, Apóstoles involuntarios, supone el comienzo de una nueva etapa en la que esa misma pintura, realizada en técnica mixta a partir de capas de colores y texturas, vestirá a maniquís. Es como si el cuadro se transformara en una escultura o una instalación.

P. Ha vivido en Madrid durante seis años y en 2003 volvió a su pueblo, Sanlúcar de Barrameda. ¿Se puede vivir del arte desde la periferia?

R. Lo puedo hacer ahora, después de haber pasado esos años en Madrid; pero la verdad es que mi obra tiene mejor acogida fuera de Andalucía. Desde que salí de la facultad he podido vivir de la pintura, pero ha sido gracias, principalmente, a dos galerías que han creído en mí y las dos están en Madrid: Pilar Parra y Trama. De otra forma hubiera sido imposible. Pasar por Madrid estuvo bien, pero incluso creo que debería de haber estado algún tiempo fuera de España.

P. ¿Tiene eso relación con la debilidad del mercado del arte en Andalucía?

R. La falta de interés por el arte contemporáneo en Andalucía es un problema educacional, sumado a que aquí siempre hemos sido un poco clasicistas. No sólo en el instituto, sino incluso hasta en la Facultad de Bellas Artes nos quedábamos en las vanguardias de principios del siglo XX. Esas carencias se reflejan también en el mercado y vender arte contemporáneo es difícil. Todos estamos hartos de oír: "Eso lo hace mi niño con un boli".

P. Su trabajo ha girado durante años alrededor de la abstracción y de colores austeros como el negro, el blanco y el marrón. ¿Es la explosión de color de esta obra una declaración de intenciones?

R. Sí, y habrá todavía más. Le he perdido el miedo al color.Apóstoles involuntarios es una abstracción pura, pero inicia un camino hacia la incorporación de elementos figurativos en mi obra que supondrá la interacción de lo reconocible con el corazón y lo reconocible con el ojo. Ahora acabo de terminar un lienzo en el que aparece un trozo de un mantel de Matisse entre mis superposiciones de colores.

P. ¿Por qué trabaja con tanta profundidad, con sucesivas capas de pintura?

R. Las capas comenzaron porque siempre he querido reunir en un cuadro bidimensional muchas cosas. Entonces, a mediados de los noventa, hacía cortes en los lienzos a través de los cuales se podía ver esa profundidad, hoy la ventana se ha abierto totalmente y muestra las tripas de la obra al completo. El trabajar con tres o cuatro capas superpuestas favorece los contrastes y me da una libertad tremenda. Es cada cuadro el que decide, por sí mismo, cuando tiene la profundidad que necesita.

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Sobre la firma

Margot Molina
Ha desarrollado su carrera en El PAÍS, la mayor parte en la redacción de Andalucía a la que llegó en 1988. Especializada en Cultura, se ha ocupado también de Educación, Sociedad, Viajes y Gastronomía. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid. Ha publicado, entre otras, la guía de viajes 'Sevilla de cerca' de Lonely Planet.

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