El PP en Elche busca recuperarse tras años de fracasos en las urnas
El Partido Popular lleva casi dos décadas navegando por ríos revueltos en Elche, donde ha presentado varios candidatos a la alcaldía sin obtener el respaldo de los ciudadanos que apoyan a los populares en las autonómicas pero en las municipales votan PSPV.
En 1999, el PP obtuvo 37.855 votos en el Ayuntamiento y 42.152 para las Cortes. El cabeza de lista entonces fue Manuel Serrano, presidente de Riegos de Levante, quien no llegó ni a tomar posesión de su acta de concejal y dimitió a los pocos días de las elecciones. En 2003 ocurrió una situación similar. El PP designó como candidato a la alcaldía de Elche al empresario de prestigio Emilio Cano, presidente del Consejo Social de la Universidad Miguel Hernández, que un par de meses antes de las elecciones dejó el puesto alegando motivos de salud, aunque era pública la oposición que encontró por parte de los militantes fieles al hasta entonces presidente local Manuel Ortuño. Le sustituyó a toda prisa el número dos de la candidatura Rafael Ramos, abogado ilicitano que tampoco duró mucho en el puesto y dimitió en pocos meses. En esos comicios los populares obtuvieron en las elecciones locales el respaldo de 37.752 votantes y en las autonómicas 42.735, casi 5.000 votos más.
La candidatura de Mercedes Alonso provocó malestar en el grupo municipal
La coyuntura para las elecciones de 2007 es distinta ya que el PSPV ha hecho un importante relevo generacional y Diego Macià, alcalde durante los últimos 12 años (las dos últimas legislaturas con mayoría absoluta aplastante), ha cedido el lugar al joven Alejandro Soler, secretario local del partido. El PP, tras cuatro años de duros enfrentamientos internos que en muchas ocasiones han acabado en los juzgados, llega a la convocatoria electoral con el ex subdelegado del Consell y líder de los campistas ilicitanos, suspendido de militancia por haber sido condenado por un juzgado por haber insultado a una diputada. En esta tesitura y sin ningún candidato reconocido, los populares optan por asegurar el voto de los militantes más fieles con la designación de la diputada Mercedes Alonso, una designación que cayó como un jarro de agua fría en el grupo municipal del PP.
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