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Penélope Cruz recibe la medalla de oro de Zaragoza

Belloch le impuso la distinción por su apoyo al proyecto de la Expo 2008

A las cinco en punto de la tarde como estaba previsto. Vestida de cuero negro con minifalda y tacones de palmo, así recibió Penélope Cruz la medalla de oro que la ciudad de Zaragoza le entregó ayer en un solemne acto por creer en su proyecto de la Expo 2008. Como dijo el alcalde Juan Alberto Belloch, ella merece esto y mucho más. Lo cierto es que Cruz, candidata a los Goya y los globos de Oro por Volver, promocionó a la ciudad antes de que fuese sede de la Exposición Universal que logró hace dos años. Cruz apostó por Zaragoza y creyó en su candidatura, ayudada por su amigo y cinéfilo Luis Alegre. Como creyeron la actriz Sara Baras, Joaquín Cortes y Montserrat Caballé que también recibirán la máxima distinción de la ciudad.

Ayer Penélope se llevó la medalla y los lagos de Valdespartera, el barrio nuevo que se levanta al sur de Zaragoza y en el que todas las calles tienen nombres de película como Atraco a las tres o Los siete magníficos, esos llevarán su nombre. Los lagos de Penélope Cruz. La actriz no olvidará la tarde -heladora y lluviosa- ni tampoco el alcalde Belloch, que no ocultaba su satisfacción y echó un capote a la actriz cuando no respondió a si se daría una vuelta por las obras de la Expo -la tarde no invitaba- y Penélope recordó tiempos más cálidos, los de Jamón, jamón, su primera película, dirigida por Bigas Luna, que la trajo hace 16 años a otro paisaje de secano el de los Monegros. En su discursó evocó ese tiempo, cuando soñaba con ser actriz y las muchas noches que pasó en esa tierra y en Zaragoza.

Por eso dijo: "Hay cosas que son imposibles de admirar; hace 16 años yo era casi una niña, aquí crecí como actriz y como ser humano, aquí hice amigos como Bigas Luna, Jordi Molla, Javier Bardem o mi querido Luis Alegre". Entonces le tembló la voz cuando dijo "nunca voy a olvidar Zaragoza, nunca se olvidan los lugares donde cumples tus sueños". La actriz no pudo pisar la alfombra roja porque no se pudo clavar en el suelo que estaba chorreando. Arropada por toda la corporación y pasadas las siete de la tarde se desplazó a Valdespartera para descubrir la placa que da nombre a sus lagos entre tiritonas distintas a los calores que pasó en los Monegros.

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