Los que cantan y los que no
La sesión parlamentaria concluyó con una declaración institucional del Parlament contra la pena de muerte, a raíz de las condenas en Libia de cinco enfermeras y un médico. Satisfechas por el deber cumplido, sus señorías se dirigieron al Salón de los Pasos Perdidos. Benach alzó su copa de cava para despedir a la séptima legislatura, que calificó púdicamente de "intensa", y también para felicitar la Navidad a "tots i totes". Unos camareros servían cosas tipo un pincho de langostino recubierto de huevo hilado o un "chupito de pimiento del piquillo con brandada de bacalao". Pasaban unos minutos de las cinco de la tarde, por lo que nadie sabía muy bien si se trataba de un pseudoalmuerzo retrasado, una merienda exótica o una cena en horario escandinavo. De lo que nadie dudaba era del carácter navideño de la celebración: los barquillos y los turrones no engañaban.
Pero llenar el buche era una cuestión secundaria, ayer, en el Parlament. Lo principal era presenciar la cantada de villancicos del Intergrup, esto es, de una coral de fortuna integrada por parlamentarios de todos los grupos. ¿Todos? ¡No! Como la aldea gala, los Ciutadans resisten ahora y siempre ante el invasor: un cejijunto Albert Rivera había hecho saber que no pensaba sumarse a esa comedia musical. Fidelidad a los principios, qué caramba. Sus señorías no cantaron ningún villancico en castellano, con lo bonitos que son. Ahí estuvieron el Fum, fum fum!, Les dotze van tocant y El noi de la mare, pero ni por asomo un pececito bebedor de río, una marimorena o un pastorcillo camino de Belén, ratataplán.
A quien más activa se vio en el lance fue a Esquerra Republicana. Maria Mercè Roca estaba particularmente motivada, pero Carod y Huguet no le fueron a la zaga. En cambio, Joan Saura y Josep Piqué no se dejaron ver por el coro. Estuvieron, eso sí, muy bien representados por Dolors Camats y Montserrat Nebreda. Tampoco José Montilla tuvo a bien mostrar a la concurrencia sus virtudes cantoras, y eso que no hubiera tenido más que leer, como a él le gusta, pues el texto de las canciones había sido previamente distribuido. Se quedó en un discreto segundo término, cediendo el protagonismo a la diputada Caterina Mieras, que dejó en buen lugar el pabellón socialista. En cuanto a CiU, Artur Mas i Felip Puig dieron ambos el do de pecho. Los diputados de Unió se mostraron más discretos. Acaso ayer no fuera el día para soltar otro pinyol.
Previamente a la actuación de los parlamentarios, un grupo de instrumentistas y una cantante de la Escuela Superior de Música de Cataluña interpretaron canciones tradicionales, como Els tres tambors o La filla del marxant. Y la niña Ariadna Chamelik tocó con su diminuto violonchelo El cant dels ocells. Tot fet a casa, vamos. Y Dios en la de todos, que es Navidad.
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