"En una final debemos poder traicionar nuestro estilo"

Martes, 12.30 horas. Txiki Begiristain (Olaberria, 1964) llega puntual a la cita en el Camp Nou. Acaba de regresar de Zúrich, donde acompañó a Ronaldinho en la entrega de los premios FIFA World Player. Elegantemente vestido, el director deportivo del Barcelona se sienta en un incómodo butacón del palco del Camp Nou. Allí, durante media hora de conversación, interrumpida tan sólo por una llamada de teléfono de Ernesto Valverde, entrenador del Espanyol y ex compañero suyo en el Barça, para felicitarle las fiestas, Begiristain analiza desde una óptica sorprendentemente positiva las consecuencias de la derrota en la final del Mundial de Clubes y las perspectivas en la Liga.

Pregunta. ¿Qué consecuencias tiene la derrota en Yokohama?

"¿Por qué siempre tiene que arriesgar el Barça? El riesgo debe decrecer y no crecer, sobre todo en una final. Bastante arriesgamos de salida"

"Hay que conseguir el cambio paulatino del equipo, pero a éste le queda camino. Todo es mejorable, pero cuesta encontrar gente que mejore lo que hay"

"El éxito o el fracaso no debe valorarse por un partido. Por eso prefiero decir que el Mundial de clubes ha sido una decepción enorme"

Respuesta. Una enorme desilusión y a ratos creo que buena parte de la decepción que se ha generado en el club es mía, que contagié la ilusión que me hacía este título. Yo estaba tremendamente ilusionado, seguramente porque la perdí en 1992. Estaba seguro de que este equipo la podía ganar.

P. ¿Esta derrota alimenta la leyenda del dream team?

R. Esta derrota, de entrada, no significa el final de nada, y el equipo presente tuvo muchas más posibilidades de ganar de las que contó el dream team en 19 92.

P. Tampoco el São Paulo era comparable al Internacional. El rival de este año era menor.

R. Fuimos superiores; fuimos mejores. Lo preocupante es cuando no tienes nada que hacer. Sigo pensando que tenemos un gran equipo, que hacemos un gran fútbol y nos quedan muchas cosas en juego. Ahora entramos en la Copa, ahí tenemos la Liga, llegará pronto el Liverpool. ¡Nos quedan tantas cosas por ganar! O por lo menos intentarlo. Hicimos buen fútbol y somos mejores. No tenemos la copa, es verdad. La perdimos por detalles. Toca aprender de ellos para no repetirlos.

P. Ha sorprendido la actitud casi masoquista de Rijkaard.

R. Tiene esa capacidad para golpearse; seguramente porque se siente fuerte. Convierte la decepción en fracaso. Es cuestión de términos. Yo no hablo de fracasos; por un partido no se fracasa. ¿Fracasamos por empatar en el campo del Levante? El éxito o el fracaso no debe valorarse por un partido en el Barça. Por eso prefiero decir que ha sido una decepción. Las decepciones pueden ser grandes o pequeñas; ésa es enorme.

P. Dijo Rijkaard que no supo dar al equipo la humildad que requería. ¿Tan soberbios son estos jugadores?

R. No, llegamos muy metidos. Por eso, contra el América, jugamos como jugamos. Yo creo que si jugamos sólo un partido, lo ganamos. El mensaje era constante: no somos favoritos, no somos favoritos, los suramericanos llegan muy bien...Vimos una semifinal en la que el Internacional ganó con un córner mientras nosotros metimos cuatro goles en la otra, y nos olvidamos de todo eso. Quizás Frank se refiere a eso cuando habla de que no logra controlar la humildad del equipo.

P. Quizás Rijkaard esté harto de pelear contra el mismo molino y abandone el club...

R. (Interrumpe) Vamos a ver ¿desde cuándo la autocrítica invita a pensar que alguien esté a disgusto? No, no piensa en irse. Pero al entrenador siempre hay que darle un margen de decisión. Si está contento, si su familia está feliz... Y decidirá si sigue o no sigue, pero eso vale también para el jugador. Si viene un jugador y te dice que se quiere ir, ¿qué hago?

P. Hable. Hable con él.

R. Claro, y enterarte de que le pasa. Tenemos la ventaja de que estamos en un gran club, una gran ciudad. Es fácil convencerles. Pero sobre Rijkaard, él está encantado aquí, nosotros encantados con él. ¿Por qué nos vamos a plantear otra cosa que no sea su continuidad? Nadie se plantea otra cosa. Y con Ronaldinho, Eto'o y Deco es lo mismo. Todo está basado en el deseo personal. Él que se quiera quedar se quedará; el problema es que vivimos en un club que gana títulos, que juega bien.

P. ¿Qué le gustaría darle a este equipo?

R. Respetando la idea de fútbol, lo que pueda para que siga creciendo, pero es complicado. La imagen de equipo que juega bien a futbol no está en peligro, incluso la de equipo asociado al éxito. Lo que hay que conseguir es el cambio paulatino del equipo, pero a este equipo le queda camino. Todo va cambiando, todo es mejorable, pero ahora cuesta encontrar gente que mejore lo que hay.

P. Todo lo que usted quiera, pero la fiesta en Porto Alegre debió ser importante.

R. Tengo la sensación de que a partido único no nos ganan. Hubo un momento en que el equipo sabe que va a ganar. Con la dificultad, pero va a ganar porque en España ha jugado este partido muchas veces. La diferencia es que es una final. Esto no es recuperable. Después de un año difícil por las derrotas contra el Chelsea, el Sevilla y el Madrid, el equipo se había mentalizado mucho para este tipo de encuentros y ahora caemos otra vez de manera más fácil en el error de no considerarnos vulnerables y lo podemos ser porque somos humanos.

P. Y poco fiables en las finales.

R. No somos un equipo que gane por 4-0 en las finales. Pero sólo el Milan ganaba las finales por 4-0. La igualdad existe en todos sitios menos en el campo mediático. Pero existe. La final contra el Sevilla en la Supercopa no me vale porque era la pretemporada. Las finales son muy complicadas. Exigen una actitud fantástica y una solidez enorme.

P. Dice Deco que el equipo ha madurado en tres años, pero perder una final en el minuto 83 no es madurez.

R. Es un detalle que falla y parece que va en contra del estilo. En los últimos minutos de una final deberíamos ser capaces de traicionar nuestro estilo, pero por nuestro bien, ¿Por qué siempre tiene que arriesgar el Barça? El riesgo debe decrecer y no crecer, sobre todo en una final. Bastante arriesgamos de entrada con nuestro estilo. En el estilo ya demostramos nuestra valentía. Hay que poder traicionarlo si acaso al final de una final.

P. ¿Eso de manejar finales, vale para la Liga?

R. No, porque te juegas tres puntos. No es lo mismo ganar uno que tres. Hablo del partido con empate a cero. Este equipo ha demostrado que sabe manejarse en situaciones complicadas como ocurrió contra el Werder Bremen. Hay que ser solidos atrás de principio a fin y asumir los mínimos riesgos en estos caso.

P. ¿Van a fichar en diciembre?

R. Sí, el Barça B necesita apuntalarse. Hay jugadores muy buenos, pero se trata de un equipo muy joven y queremos mejorar su competitividad en la segunda parte de la Liga.

P. Al primer equipo le aguarda hoy un difícil partido contra el Atlético en el Camp Nou, escenario en el que ha ganado los dos últimos años con Fernando Torres como figura.

R. El Atlético es el mejor rival que podíamos tener en este momento. Históricamente se nos da mal, de manera que si le ganamos, la victoria nos dará confianza, tendremos unas buenas Navidades y volverá el optimismo