Problemas resueltos en el aula
El Instituto Portada Alta de Málaga recibe el Premio Nacional para el Fomento de la Convivencia Escolar
Nada más entrar al edificio principal del Instituto Portada Alta de Málaga capital se pueden observar decenas de carteles con letras llamativas aún por definir que llaman al "buen rollito" entre compañeros y otros, con poemas de autores consagrados, que invitan a la convivencia pacífica y a solucionar los problemas empleando el arma más precisa que posee un ser humano: la palabra. Este instituto de más de 800 alumnos ha sido premiado por el Ministerio de Educación y Ciencia junto a otros 12 del país por impulsar y desarrollar buenas prácticas en materia de convivencia. El premio ha consistido en una dotación de 9.000 euros que profesores y alumnos del centro recogerán el próximo enero en Madrid.
Este reconocimiento se debe al completo y exitoso programa de fomento de la convivencia entre profesores y alumnos, y entre estos últimos sobre todo, que desarrolla el instituto desde hace ya cuatro años, cuando se acogió al programa andaluz Escuelas Espacio de Paz. Y es que, evitar roces en un instituto donde conviven a diario más de 800 alumnos y más de medio centenar de profesores es algo complicado. Malentendidos, primeros encontronazos por un chico o una chica, desafíos entre pandillas... Asuntos ante los que los profesores toman medidas si se llegan a enterar o se les reclama, pero muchas veces sin saber cómo afrontar su solución. Lo más normal es recurrir a las medidas disciplinarias tradicionales, como el castigo, la expulsión de clase o incluso la temporal del centro, que normalmente, sirven sólo para parchear el asunto, pero no para atajarlo definitivamente.
En el instituto Portada Alta, esta tarea la desempeñan de otro modo los propios alumnos, eso sí, asesorados por los docentes. En concreto más de una treintena de alumnos de ESO y Bachillerato que actúan como mediadores entre iguales, esto es, como una especie de árbitros ante los conflictos de convivencia que detectan.
Rosa María Merchán, África Heredia y Natalia Baeza son tres de estos pacificadores de las aulas que prestan asesoramiento a sus compañeros cuando los roces se acentúan y amenazan con tormenta. "Las tres dan el perfil idóneo para actuar de mediadoras, ya que no todo el mundo sirve", cuenta Victoria Toscano, vicedirectora del Instituto Portada Alta.
Las tres mediadoras, alumnas de Bachillerato, dicen no llevar la cuenta de arbitrajes que a los que han asistido en estos años, pero aseguran que lo más normal es que una vez frente a frente en el aula de convivencia, las dos partes enfrentadas entren en razón, discutan lo que tengan que discutir y solucionen sus problemas. "Suelen ser casos de insultos, motes que no sientan bien o rollos por una novia o un novio", explica África, que junto a sus dos compañeras también ejerce de tutora personal de un alumno más pequeño, al que asesora y guía como a un pupilo. "Algunos repiten", dice Natalia sobre los compañeros reincidentes que pasan por sus manos.
Las tres afirman que su papel de mediadoras es valorado por sus compañeros de centro, ya que ven en ellas y el resto del equipo de mediadores a unos árbitros imparciales que "entienden mejor" sus problemas que un profesor. "La verdad es que son referentes ante sus compañeros", tercia Victoria Toscano, que junto a otros profesores del centro vigila el correcto desarrollo del programa de convivencia. "El curso pasado se resolvieron 49 problemas de convivencia por 8 que no logramos arreglar", indica la vicedirectora, esgrimiendo las tablas y estadísticas del plan.
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