Escaladores bajo techo

"Si tienes fuerza y motivación escalas toda tu vida". Pero, ahora que arrecia el frío y la lluvia te puede sorprender en cualquier momento, ¿dónde? Pues en los más de 20 rocódromos cubiertos o semicubiertos de la Comunidad de Madrid. La frase es de Silvia García, una de las socias del centro de escalada Bulderking, el más antiguo de Madrid, que amplió recientemente sus instalaciones en el barrio de Carabanchel.

Lo de escalar toda la vida lo lleva a la práctica a pesar de sus cinco meses de embarazo, una demostración de que la edad y el estado físico no son obstáculos para practicar este deporte y en el búlder, modalidad que consiste en avanzar sin cuerda en paredes con distinto grado de inclinación y a baja altura del suelo.

El 'búlder' consiste en avanzar sin cuerdas en paredes con distinto grado de inclinación

Esta modalidad es la que ha reactivado la afición a trepar por las paredes. Mari Mar y Patricia son dos asiduas de Bulderking desde hace tres años y comentan lo asombradas que se quedan algunas personas cuando les hablan de su afición. "Por un lado piensan que las chicas sólo podemos dedicarnos a la gimnasia, el footing o el aerobic", afirman. "Y por otro, enseguida relacionan escalada deportiva con la ascensión al Everest y piensan en alpinistas", continúan.

"Por nuestras instalaciones pasan anualmente mil personas que se apuntan a los cursos de iniciación", añade Joaquín Colorado, director técnico de Espacio Acción, que habla de la buena marcha del centro situado en el barrio de Ventas, el mayor de España.

Carlos Ballesteros, vicepresidente de la Federación Madrileña de Montañismo, recuerda que la mayoría de los rocódromos privados cuentan con buenas instalaciones de búlder, pero no tanto de vías de escalada. "La inversión es arriesgada, ya que precisa muchos metros cuadrados", explica. Espacio Acción los tiene. Cuenta con 500 metros cuadrados tanto para zonas de vías de escaladas, como para las de búlder, donde existen más de 5.000 presas, los puntos de apoyo y agarre para pies y manos que se clavan en la pared. Dependiendo de su número y diseños, un rocódromo tendrá más o menos nivel. Bulderking tiene partes que imitan una cueva natural. Los centros advierten de la importancia de los rocódromos para coger la técnica y experiencia. Sin embargo, se ha creado una nueva figura de escalador bajo techo, hasta el punto que cada vez hay más aficionados que sólo escalan en rocódromos cubiertos. Joaquín señala que "hay gente a la que le aburre el gimnasio y ha encontrado en los búlder una forma nueva de mantener el cuerpo en forma". Todos los consultados insisten en que el primer paso es apuntarse a un curso de iniciación para que un profesor guíe y corrija cualquier evolución. Entre 60 y 175 euros puede costar uno de estos cursos

Aparte del carácter formativo, la cita en un búlder sirve también para ensanchar amistades. "Es una buena excusa para compartir afición con amigos y conocidos", comenta Juan Aznar, veterano escalador con más de 35 años de experiencia en la ascensión vertical.