_
_
_
_
Reportaje:El Barça, en la final del Mundialito de Clubes

Ronaldinho, ante su perpetuo rival

El 'crack' deslumbró por primera vez a Brasil en una final ante el Internacional en 1999

Comenzó su festival de ilusionismo con un sombrero tan devastador como vejatorio. Continuó su extraordinario inventario de travesuras con un fastuoso autopase ejecutando una rabona. Y lo culminó con un soberbio gol, que valía un título, tras un túnel y tars eludir al capitán rival tirando una magnífica pared. Ronaldinho fabricó todo eso con la camiseta del Gremio, su club de origen, en la final que disputó, y ganó, con tan sólo 19 años en su primera gran aparición en Brasil, pródigamente publicitada por las televisiones nacionales.

La víctima damnificada por el sombrero, la rabona y la pared era Dunga, icono de garra, determinación y sacrificio como jugador, capitán del Brasil que ganó el Mundial de 1994 y actual seleccionador. Ya contaba 35 años cuando le pasó por encima aquel irreverente vendaval. La cita, a tres partidos, era la final del campeonato gaúcho de 1999, el torneo anual que reúne a los mejores del estado de Río Grande do Sul. El Internacional, el club de Dunga, se enfrentaba al Gremio en la enésima contienda por dirimir la supremacía futbolística en la ciudad de Porto Alegre y todo el Estado. Ronaldinho, siempre espontáneo, dijo que no se fijó en quién tenía delante cuando desató aquel arrebato creativo y desequilibrante.

El azulgrana ganó con el Gremio de Porto Alegre 10 de 11 partidos al finalista de hoy
Más información
El Barça y su gran desafío

Cuestión de naturaleza futbolera. Como la perenne rivalidad entre Gremio e Internacional, que hoy, en cierta medida, se reedita en Yokohama. El Gremio se proclamó campeón de América en dos ocasiones y ganó la Copa Intercontinental en 1983 ante el Hamburgo. El Internacional ha levantado este año la Copa Libertadores de América por primera vez en su historia. Y la ganó con un equipo sólido y competitivo en el que destacaban dos jugadores que ya no tiene: Sobis, goleador traspasado al Betis, y Tinga, ahora en el Borussia Dortmund.

Es el Internacional todo un clásico del fútbol brasileño. Pese a que el estado de Río Grande do Sul se ha señalado tradicionalmente por un fútbol de pierna fuerte y carácter aguerrido, diferenciado de los cánones del jogo bonito, siempre ha sabido parir o acoger a peloteros. Sus principales referencias históricas son gente como el insigne Falcao, director de juego del sublime Brasil de 1982. O el chileno Elías Figueroa, un zaguero tan fiable como su consigna lapidaria: "El área es mi casa, y aquí sólo entra quien yo quiero". Figuras como el gran cabeceador que era Darío Maravilha, el centrocampista Carpeggiani o el polivalente volante Joao Batista llevaron al Internacional a su época dorada en los setenta cuando conquistaron tres títulos nacionales. Ahora, un técnico de estilo paternal como Abel Braga, que en el Ponte Preta, su antiguo club, era capaz de pagarle un filete a cada miembro de su plantilla en tiempos de sueldos impagados, gestiona un equipo de fútbol directo, veloz y aguerrido. En el actual Internacional destacan un delantero reconvertido en volante, competente en el juego aéreo o situándose de espaldas al área, como Fernandao. O el delantero Iarley, con una carrera tan errática que abarca el Boca Juniors, el Real Madrid B, y equipos de categoría regional en el fútbol español. También jóvenes proyectos de futuro, como el delantero Alexandre Pato, de 17 años, con sólo dos partidos en el primer equipo, en los que mostró velocidad, atrevimiento y precisión en el remate.

Hoy, como herederos de una centenaria tradición, se baten con su eterno e implacable enemigo. Con el Gremio, Ronaldinho ganó al Internacional diez de 11 partidos y marcó 10 goles. Ahora no suele llevar una camiseta bajo la del Barça. Pero seguramente, en su adolescencia, su piel quedó tatuada con los colores azul, negro y blanco. Son los del Gremio de Porto Alegre, el acérrimo rival del Internacional.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_