"Hay más 'glamour' en el ladrillo que en el mundo de la moda"
Entre tunas, buganvillas y zanjas de una casa en obras, Desireé Mejer recibe al visitante todo sonrisas. Al fondo, el Parque Natural de los Alcornocales. En el jardín, macetas, tuberías y cables al desnudo. Nacida en Benalup (Cádiz) en los años setenta, Mejer es una certera francotiradora de la moda que se lleva de calle a la beautiful people británica con su marca Fake London. "Hago de Harry el Sucio. Llego, mato y me voy". Con ojo implacable, viste a estrellas de la escena mundial: los Rolling Stones, Jamiroquai, Oasis... "Uf, no sé, trabajo con mucha gente, pero es que se me olvidan (apurada atrapa el teléfono y revisa su agenda). Robbie Williams, The Prodigy...". Ahora se dispone a fundar un nuevo sello. "Soy una pedante y todo me parece feo", dirá cuando la honestidad le saque varios cuerpos a su pudor.
"Me pone mala que alguien tenga una idea que quería haber tenido yo"
Pregunta. ¿Cómo se salta de un pueblecito gaditano a la avanzadilla cool de la moda londinense?
Respuesta. Llegas a creativo porque tienes talento y huevos. Pero también soy supercompetitiva. Me pone mala que alguien tenga una idea que quería haber tenido yo. Me entra un ardor de estómago horroroso.
P. Dicen que un andaluz se hace más fuerte en un medio hostil.
R. No diría que era hostil, sino inexistente. Si te da por la moda, siempre lo vas a tener crudo. En Andalucía no había nada hace 20 años. Cuando escogí hacer moda me fui a Londres, el sitio donde te ponen el listón más alto.
P. ¿Se pasa por la venta ambulante en ese camino?
R. Uf, yo he vendido hasta las bragas. Cuando iba a vender mercancía, incluso me compraron ropa que llevaba puesta en ese momento. Al principio me decían: "Tienes que empezar con las camisetas". Pero no, la primera tienda donde vendí mis prendas fue la más cara de Londres, la boutique top. Siempre he hecho caso omiso a la realidad. A mí no me va empezar por abajo, ni lo considero.
P. ¿Y se gana mucha pasta zurciendo?
R. Soy cara pero soy buena. En la moda se puede ganar mucho y perder mucho en poco tiempo. Es una de las profesiones más difíciles que hay. Si eres diseñador, productor y tienes tu propia empresa, hay tantos factores que pueden salir mal, que cualquier eslabón te jode 10 años.
P. Porque en la moda hay mucha envidia.
R. Es horroroso. Envidia aunque el diseñador dé de comer a mucha gente. Todo el establishment de debajo te ve como un loco, pero se lo tienen que tragar. Trabajas con gente que está encorajinada contigo, y me divertía un poco a su costa. A las reuniones me iba siempre en pijama, para que dijeran esta tía está loca o es superimportante.
P. ¿Cuál fue su catapulta?
R. Como muchos de los diseñadores, vendí muy pronto en Brown's, donde vendió Galiano su primera colección. La gente de esas tiendas era como los comisarios de arte, elegían a quien se merecía el escaparate que te ponía en la escena internacional. Vendí a la señora Bernstein y luego fue decisiva la Fashion Week, donde vinieron los mejores compradores americanos y japoneses.
P. No fue un comienzo habitual, vaya.
R. A mí no me gusta la moda, no me gustan los trapos. No me gusta la costura, la confección, ni hacer abalorios. No sabía coser y me gustaba trabajar con cosas que me había encontrado por Londres. Me dediqué a despiezar trajes clásicos ingleses.
P. Y entonces le dio por reciclar cachemir.
R. Era superclásico, supercaro y superelitista, para gente conservadora. No había nadie que hiciera algo para jóvenes en cachemir. Fuimos los primeros. Camisetas de fútbol con la bandera inglesa en cachemir. La gente decía que era un símbolo nacionalista de derechas. Una estupidez.
P. ¿Qué quiere transmitir con sus diseños?
R. Cuando haces algo que sobrepasa tu ámbito privado, como la moda o el diseño, haces un comentario social a modo de broma privada. El humor inglés y gaditano son parecidísimos, muy exclusivos.
P. ¿Qué rasgo distingue su estilo?
R. Hemos hecho prendas sutiles, con materiales muy nobles para hacer cosas relacionadas con el fútbol y los hooligans. Por eso cuando la gente nos copia se equivocan y cuentan el chiste empezando por el final.
P. ¿Qué planes tenía su madre reservados para su vida?
R. Si me sugirió algo, ni lo escuché. Es una persona muy abierta y excéntrica. Mi casa siempre fue un foco de gente nueva y autoestopistas que buscaban ovnis, la casa más liberal y exótica. Era un entorno de lo más inusual.
P. ¿Ha dado muchas vueltas su carrera profesional?
R. Soy la maestra de los embargos. En la moda compras por adelantado y das crédito por tres meses. Tienes siempre un déficit que cualquier putada mínima que te hagan te llevan a la quiebra. El 99% de una diseñadora de moda es el banco, el abogado, la licencia, y un 1% es el diseño. Es una profesión muy dura y poco glamourosa, hay más glamour en el mundo del ladrillo.
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