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Reportaje:VOLVO C30 2.0D SUMMUM | PRUEBA

El último capricho para urbanitas

El Audi A3 tiene un nuevo rival entre los coches compactos más deseados. Se llama C30 y es la alternativa de Volvo en esa disputada categoría que seduce en Europa a los profesionales jóvenes y parejas sin hijos con gustos sofisticados y buen poder adquisitivo. El modelo sueco apuesta por un envoltorio con línea de cupé que impacta por su originalidad estética. Cuenta con una amplísima gama de motores, tres de ellos diésel, e incluye un completo equipo de seguridad. Pero presenta también carencias reseñables, porque tiene sólo cuatro plazas y un maletero pequeño, lo que penaliza su sentido práctico, al menos como coche único. Y no tiene precios muy económicos (desde 20.500 euros).

Línea innovadora con estilo propio

El C30 comparte la base mecánica del Focus y de los Volvo S40 y V50, Mazda 3 y otros modelos del grupo Ford. Sin embargo, mide 4,25 metros de largo y es más compacto que todos ellos, incluido su hermano el S40, que tiene 22 centímetros más de longitud.

Mantiene las señas de identidad de la marca, y el frontal se parece mucho al del S40, con un capó que integra la parrilla de Volvo formando un bloque robusto que sobresale por delante de los faros y transmite solidez y seguridad. La vista lateral es más estilizada y el trazo en arco del techo cae suavemente por detrás para fundirse con el portón creando una silueta de cupé. Pero el aspecto más diferenciador es la zaga, que reinterpreta el portón del 480, el cupé de Volvo de los años ochenta, y termina de definir una personalidad muy marcada. Además, tanto los aletines como las estriberas de las puertas, el alerón trasero y las llantas, afianzan un estilo deportivo que se completa con una aerodinámica afinada (CX:0.31).

Peor resuelto por dentro

Aunque la línea condiciona el interior, el C30 no agobia por dentro y ofrece una altura suficiente para adultos de más de 1,80 metros. Delante es algo justo en longitud y tiene unas banquetas más cortas de lo deseable, pero lo más llamativo son las plazas traseras, que incluyen sólo dos asientos y ofrecen una altura y un espacio correctos para las piernas.

En el diseño no prima tanto la funcionalidad, como es norma en Volvo, y tiene un maletero pequeño (251 litros) y pocos huecos: bandejas pequeñas en las puertas, apoyabrazos central con cofre, posavasos y poco más. Pero está acabado con gusto, aplica materiales y plásticos de calidad y transmite solidez. Además, la insonorización es correcta, las suspensiones de tacto deportivo no sacrifican el confort y viaja con seguridad.

Ocho motores y tres acabados

La variedad mecánica es otro buen argumento del C30. Hay ocho motores para elegir, cinco de gasolina y tres turbodiésel (ver recuadro inferior), y se ofrecen en tres acabados -Kinetic, Momentum y Summum-, que incluyen un buen equipo de serie, sobre todo en seguridad. Todos vienen con seis airbags, ABS, control de estabilidad, sistema SIPS contra golpes laterales y el dispositivo WHIPS, que reduce las lesiones cervicales en impactos por detrás. Además, incluyen también climatizador, radio-CD, elevalunas eléctricos, ordenador de viaje y otros detalles. Y se pueden completar con muchas opciones de los coches más exclusivos. Los precios son superiores a los de los modelos más populares de su tamaño, pero cuesta unos 1.500 euros menos que su gran rival el Audi A3.

Conclusión

El C30 es un coche atractivo que entra por los ojos y sorprende por su originalidad. No destaca por su practicidad, porque tiene cuatro plazas y poco maletero, pero ofrece un funcionamiento refinado y seguro, y un buen equipo de serie. Y no es excesivamente caro.

CUATRO PLAZAS INDIVIDUALES

El interior del C30 comparte muchos elementos con los S40 y V50, como el salpicadero y la consola central extraplana, vistosa pero algo sobria. El diseño es limpio y funcional, pero se echan de menos más huecos para objetos porque las bolsas de las puertas, la guantera y el cofre del apoyabrazos central son pequeños. Y mantiene un volante y un pomo del cambio de medidas generosas que presentan un tacto sólido y agradable y transmiten calidad. Entre las soluciones más llamativas destacan las plazas traseras, que incluyen dos butacas individuales bastante cómodas, en lugar de la clásica banqueta corrida para tres pasajeros. Volvo ha optado por ofrecer un mayor desahogo y comodidad atrás, y lo consigue, pero a cambio limita su uso porque está homologado para cuatro plazas y no lleva cinturón de seguridad para un quinto pasajero más. El maletero es el aspecto peor resuelto. Aparte de ser pequeño (251 litros), tiene una bandeja pobre y poco consistente que desentona con la calidad del resto. Pero se puede ampliar abatiendo los respaldos posteriores y deja el interior diáfano. La zaga integra en el parachoques los grandes pilotos de Volvo, y transmite solidez y poderío. La luneta hace de portón, pero tiene la base alta y dificulta la carga

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