El portero eterno
Clemer, el guardameta del Internacional de Porto Alegre, roza la gloria a sus 38 años
"¿Qué si conozco a Clemer?" ¡Cómo no le voy a conocer si lleva 70 años jugando!". Habla Deco y habla de Clemer, el meta del Internacional de Porto Alegre, el jugador más veterano de este Mundial de Clubes y un clásico del fútbol brasileño, hasta el punto de que Deco cree recordar que se enfrentó a él cuando jugaba en el Nacional de São Paulo, en 1997, y apenas acababa de cumplir los 19 años.
Pero Clemer Melo da Silva ya tenía entonces 29 años, la misma que Deco ahora, y ya había pasado por no pocos equipos de medio pelo: Moto-Clube, Guaratinguetá, Santo Andrés, Caetense, Ferroviaria, Goias, Portuguesa Paulista... Fue allí, en este último equipo, donde marcó el primero de los dos goles que ha logrado en su carrera el jugador mas veterano de este Mundialito, tan mayor que 16 jugadores del Barça no habían nacido cuando él ya tenía 10 años. Entre ellos, Victor Valdés, que vivirá el partido de mañana al otro lado del campo. "Es un gran portero, le conozco", dice el barcelonista.
Nacido en São Luis (Maranhão), el 20 de noviembre de 1968, poco se imaginaba este hombre de 1,90 y que a lo largo de su dilatada carrera no ha ganado ningún título lo que está viviendo estos días con el Internacional de Porto Alegre. "En 97 años de historia, este club nunca había ganado un título fuera de Brasil y mira dónde estoy: a un partido de ser campeón del Mundo", celebra Clemer, que ha sido convocado esporádicamente por Brasil pero nunca ha llegado a jugar con la canariha. El maragaúcho, como le conocen en el equipo, por sus origen maranhista y su integración a las costumbres gaúchas, está viviendo uno de los últimos sueños de su carrera. Y eso que hace unos meses se lesionó y René, su sustituto, rozó la perfección: en ocho partidos solo encajó un gol de penalti. Clemer volvió con mal pie: el día de su regreso el Internacional perdió ante el Goias (4-1) y el público le culpó en dos de los goles. Pero Clemer resistió el huracán de la polémica y se afianzó de nuevo en su puesto. No empezó con buen pie su camino en este Mundialito. La FIFA le prohibió usar los guantes que llevaba por exceso de publicidad: "No tenía otra solución que tapar alguno de lo anuncios... No me daba tiempo de traerme otros de Brasil, probarlos, adaptarlos...", ha dicho el brasileño. Tal vez para compensarle, un hincha japonés de los muchos que tiene el Internacional y que siguen de sol a sol al equipo, le obsequió tras el ensayo del martes con unas hojas de hierbamate. "No se si las cultivaré aquí. Si ganamos la Copa las probaré", dijo.
Casado y con dos hijas, hombre discreto que siempre ha huido de la polémica, Sylvinho no recuerda ningún enfrentamiento con su compatriota, al que define así: "Es un portero clásico en mi país: lleva jugando toda la vida". Tampoco Ronaldinho se ha enfrentado a él. "Será algo especial porque es probablemente el mejor jugador del Mundo", le alaba Clemer. "Tendremos que estar atentos, sobre todo en las faltas, para que no pase lo del día del Werder", añadió en alusión a la célebre falta en la que Ronaldinho chutó raso y flojito aprovechando el hueco que dejó bajo sus pies la imponente barrerea alemana que saltó al unísono.
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