Crece el maleficio del Celta en Balaídos
El Celta se entona con los equipos alegres, como el Villarreal, pero no es suficiente para superar el maleficio de Balaídos. Los vigueses, que sólo han ganado un partido en casa, derrocharon grandes jugadas y ocasiones claras de gol que no sirvieron para pasar del empate.
Desde el comienzo, los dos equipos acordaron jugar sin atascos en el medio del campo. El cuadro de Pellegrini tiene la virtud de estar contagiado de ánimo ofensivo, algo que el Celta suele recibir con agrado y a lo que responde con goles. Las conexiones con la delantera del conjunto vigués se multiplicaron con la participación de Gustavo López, el zurdo que reinó en la banda derecha y que lanzó el centro milimetrado a la cabeza de Baiano, que marcó el primer tanto. Todo parecía sembrado para una goleada celeste.
CELTA 1 - VILLARREAL 1
Celta: Pinto; Ángel, Contreras, Tamas, Placente; Iriney, Oubiña; Gustavo López (Jonathan, m. 70), Canobbio, Nené (Núñez, m. 78); y Baiano (Perera m. 88). No utilizados: Esteban; Lequi, Jorge Larena y De Ridder.
Villarreal: Barbosa; Josemi, Álvarez, Fuentes, Arruabarrena; Marcos, Tacchinardi (Somoza, m. 69), Senna, Riquelme; Forlán y Guille Franco (Josico, m. 85). No utilizados: Viera; J. Enrique, Javi Venta, Peña y Jonathan.
Goles: 1-0. M. 17. Baiano remata de cabeza un centro a la medida de Gustavo López. 1-1. M. 68. Cañonazo de Forlán desde 30 metros.
Árbitro: Ramírez Domínguez. Amonestó a Tacchinardi, Senna, Ángel, Tamas, Josico y Guille Franco.
Unos 12.000 espectadores en Balaídos.
Pero fue Forlán quien puso en apuros a Pinto en varias ocasiones. El duelo de Riquelme con Oubiña e Iriney fue de ésos que no se ven en televisión porque se disputan sin balón, con un marcaje continuo. En la primera jugada de la segunda parte, Baiano chutó un balón que rozó el segundo palo. Las jugadas iniciadas en la banda derecha por Gustavo López multiplicaron las oportunidades del cuadro de Fernando Vázquez, que llegó a tener hasta diez ocasiones de gol. Fue en ese momento de crecida viguesa cuando Forlán, desde unos 30 metros, lanzó un trallazo inesperado en el que puso la vida y que dejó clavados a los célticos, que lo intentaron todo, pero carecieron de suerte.
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