Transportes Hernández y Sanjurjo emprenden ruta desde A Coruña
El dúo lanza sus cargas de profundidad camufladas de minimalismo
¿Se puede hacer una versión de un himno épico como Baba O' Riley de The Who (la sintonía de CSI New York) a base exclusivamente de acordeón, ese utensilio folclórico-tabernario, y de mandolina, el patito feo por excelencia de los instrumentos? ¿Con cosas así se puede llenar un local en plena noche de temporal y ganar la complicidad de un público en el que se mezclan adolescentes parlanchines, maduritas pechugonas y un borracho participativo que asegura ser Charles Bukowski? Por extraño que parezca, sí en los dos casos. Lo consiguen Transportes Hernández y Sanjurjo, esa banda con el nombre más largo que la lista de sus componentes (dos), que comenzó en el bar Garufa de A Coruña la gira de presentación por Galicia de su segundo disco, Vista alegre.
El pasado reciente y el presente de los músicos gallegos están repletos de esqueletos de proyectos innovadores o de magníficas propuestas de género ninguneadas (Dios ke te crew, por poner un ejemplo). En ese panorama, el dúo formado por el líder de Siniestro Total, Julián Hernández, y Rómulo Sanjurjo, el elemento lírico de Os Diplomáticos de Monte Alto, resiste desde hace seis años. Posiblemente por la terquedad de sus integrantes y por el carácter portátil del proyecto: una puesta en escena minimalista para un espectáculo con cargas de profundidad.
En ambientes como Garufa, un bar-cabaret de la Ciudad Vieja coruñesa, lleno de humo y de seguidores de Siniestro que no reclaman Ayatolah, THS desgranan letras sarcásticas o ejecutan con el candor instrumental de Jonathan Richman homenajes a Lee Harvey Oswald, el asesino de Kennedy. En el repertorio caben también oraciones gospel-country de un vertebrado que se arrepiente de haber evolucionado o suites integradas por 14 temas apretados en 13 minutos sobre la vuelta a la vida. Una hora larga de presentaciones surrealistas e intensidad musical armada con mimbres tan sencillos como acordeón, guitarra acústica, mandolina, triángulo y pandereta (de pie), que finaliza con el hit del primer disco, Aleluya Europa ("aquí se mira y no se toca").
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