El Getafe contra Abbondanzieri
El portero argentino evita el gol en dos remates de cabeza de sus propios defensas
Hay partidos que nace atravesados y mueren atravesados. Partidos extraños que, por lo tanto se juegan a oleadas, más con el corazón que con la cabeza, y por ello llenos de anécdotas aunque acaben cero a cero. Por ejemplo, en Anoeta los pájaros del Getafe se tiraban a las escopetas. Abbondanzieri aún debe estar preguntándose que le ha hecho él a sus defensas para que le disparen de esa manera, que él ha venido a Getafe para detener o despejar los disparos de sus rivales, pero que nadie le había dicho que él contrato incluía los remates de sus defensores. Las dos ocasiones más claras (las únicas ocasiones, en definitiva) de la Real nacieron a balón parado, en un asomo de estrategia, pero fueron resueltas por dos defensores del Getafe que exigieron al meta argentino un a exhibición de reflejos. En ambos casos, casi desde el mismo sitio, la Real centró con un poco de rosca. El primer centro lo cabeceó Alexis con la coronilla, pero con una dirección endiablada. El balón se iba junto a la escuadra hasta que la manopla del Pato lo envío fuera. El segundo lo puso Jesulí y lo remató con la frente Cortés, volviendo a poner a prueba los reflejos y la adrenalina de su guardameta.
REAL SOCIEDAD 0 GETAFE 0
Real Sociedad: Bravo; López Rekarte, Ansotegi, Mikel Alonso, Gerardo; Garitano (Diaz de Cerio, min. 75), Juanito, Aranburu, Novo (Xabi Prieto, min. 53), Jesuli; Uranga (Kovacevic, min. 60).
Getafe: Abbondanzieri; Cortés, Belenguer, Alexis, Paredes; Celestini, Nacho (Guiza, min. 80), Redondo, Cotelo (Pachón, min. 58), Casquero; Manu (Alberto, min. 89).
Arbitro: Daudén Ibánez. Amonestó a Mikel González, Novo, Celestini, Mario Cotelo, Cortés y Belenguer.
19.179 espectadores en Anoeta con una recaudación de 14.580 euros
Los jugadores de la Real se hacían cruces. Por vez primera su falta de remate podía resultar productiva. El partido era hosco, de esos que se juegan con buzo, pico y pala, sin concesiones a la estética, y se disputan en parcelas pequeñas del campo donde se amontonan los futbolistas. Ciertamente a la Real, Lotina le ha dado una cierta dosis de solidez defensiva, a la que no es ajeno el portero Bravo. El chileno comenzó dubitativo, tragándose un balón aéreo que enmudeció a la parroquia, pero enseguida se rehízo y sacó una mano prodigiosa a remate de Del Moral cuando más confuso estaba el partido.
Estaba claro que era un duelo de porteros, de buenos porteros, en un nudo de futbolistas honrados pero un tanto toscos. Nadie controló el partido, porque ningún futbolista tenía la jerarquía suficiente para hacerlo. Si acaso Casquero, por pundonor, dejó detalles y criterio. Pero el partido se ahogaba en el sudor de una tremenda presión, compartida por ambos equipos, a la que se añadía la ansiedad que persigue a la Real. Con ansiedad se acierta menos y te cansas mas. Lotina y Schuster pusieron todo lo que tenían para ganar. Kovacevic, Prieto, Díaz de Cerio, Güiza, Pachón. Un aluvión de delanteros en los minutos finales que pusieron tanta emotividad en cada ida y en cada vuelta, como falta de arte. Hubo remates de Jesuli (dos), de Casquero, la acción de Del Moral que reivindicó al portero Bravo, y algún que otro agobio en ambas áreas para poner picante a un encuentro soso, de resultado justo en el que triunfaron los porteros. El Pato tuvo que frenar el ímpetu de los suyos; Bravo, el de sus contrarios. Y eso fue todo.
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