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Crónica:Fútbol | 12ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Athletic se suicida

Los rojiblancos regalan dos goles en diez minutos a un Sevilla con mucho oficio

A los diez minutos, el Athletic se había suicidado. Dos golpes secos, sin miramientos, ante un rival tan exquisito y laborioso como el Sevilla, resultan no sólo mortales, sino ridículos. Durante toda la semana, Bilbao se había fabricado un debate interminable sobre los errores defensivos que se saldaron con la suplencia de Sarriegi como única consecuencia. A los diez minutos de ayer en San Mamés, los dos centrales (Luis Prieto y Ustaritz ) se habían rendido. El primero a la elasticidad de Kanouté y el segundo a la ceguera en el marcaje que permitió el gol de Luis Fabiano. Nadie sabe que pretendieron hacer ambos y mucho más complejo resulta saber qué hacía Amorebieta persiguiendo a Hinkel en la línea divisoria del centro del campo. Se habían consumido cuatro minutos y el Athletic había arruinado su escaso crédito ante un rival que no esperaba tantas facilidades. Seis minutos después, el suicidio se consumó. Está vez le tocó a Lafuente jugar a la ruleta rusa con tal mala suerte que el centro al segundo palo de Martí, en un libre directo desde la banda izquierda, se lo tragó el portero vasco en una de esas jugadas inexplicables. Lafuente miraba al cielo buscando explicaciones entre las nubes mientras Martí casi se disculpaba por el gol que no reconocía como propio, sino fruto del destino y del desatino. Una actitud que honraba al laborioso centrocampista del Sevilla.

ATHLETIC 1 - SEVILLA 3

Athletic: Lafuente; Murillo, Ustaritz, Luis Prieto, Amorebieta (Etxeberria, m. 46); Javi Martínez (Garmendia, m. 63), Orbaiz; Aduriz, Yeste, Gabilondo; y Urzaiz (Llorente, m. 78). No utilizados: Aranzubia; Sarriegi, Dañobeitia y Expósito

Sevilla: Palop; Alves, Aitor Ocio, Escudé, Dragutinovic (J. Navarro, m. 75); Martí, Poulsen; Hinkel (Alfaro, m. 67), Luis Fabiano, Puerta; y Kanouté (Renato, m. 65). No utilizados: Cobeño; Duda, Chevantón y Kepa

Goles: 0-1. M. 4. Luis Fabiano cabecea un centro de Kanouté. 0-2. M. 10. Lafuente se traga un libre directo de Martí. 1-2. M. 68. Aduriz empuja a la red tras rematar Gabilondo al poste. 1-3. M. 95. Luis Fabiano.

Árbitro: Ayza Gámez. Amonestó a Amorebieta, Javi Martínez, Dragutinovic y Martí.

Unos 35.000 espectadores en San Mamés.

Total, que a los diez minutos de juego el Athletic no sabía qué hacer y el Sevilla tenía muy claro a qué jugar. Era un debate entre el corazón y la cabeza. El Sevilla jugaba dos velocidades por encima del Athletic, lo que le facilitaba por igual la presión que le distingue y el contragolpe que le adorna. Y, sin embargo, a base de corazón, de sentirse inmerso en un naufragio profundo, el Athletic iba escarbando ocasiones allí por donde podía, es decir por la cabeza de Urzaiz en todos los sentidos. El delantero del Athletic no sólo era el que mejor se fabricaba sus oportunidades, sino el que mejor las culminaba. Dos cabezazos los repelieron un defensa del Sevilla y el mejor Palop, que inició un pequeño recital, son un solo borrón: en la segunda mitad falló por tres veces en la misma jugada su intento de despeje con el puño.

Ocurre que para entonces el Sevilla se había retirado del partido, entresacando su instinto más conservador y un asomo de suicidio como si se hubiera contagiado del espíritu pusilánime del Athletic en el inicio del encuentro. El Sevilla más conservador permitió la resurrección de un Athletic que, a falta de fútbol, tiró del corazón y probablemente construyó el partido con mejor estadística de remate a portería en San Mamés de toda la Liga. El gol de Aduriz sumió aún más en la depresión al Sevilla, que se diluyó como la gaseosa. Lo que comenzó sonando a paseo militar acabó con el Sevilla apelando al espíritu numantino para conservar el resultado que le había regalado el Athletic tras diez minutos de locura. Mereció el Athletic sacar fruto a su coraje, pero le persigue la desdicha y acabó sufriendo el tercer gol cuando ya nada le importaba más que ganar un punto que le habría resucitado de su suicidio.

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