Buscando a Gary Cooper

A mediados de los setenta, Lola Herrera -que acaba de estrenar la película ¿Por qué se frotan las patitas?- decidió cumplir uno de sus sueños y se apuntó con sus hijos a un supercrucero, el del barco italiano Achille Lauro. El mismo que en 1985 fue secuestrado por terroristas.

¿Cómo le dio por ahí?

Tenía un cuelgue total de esos cruceros de las pelis en los que los protagonistas salen a fumar a cubierta. Eso se juntó con las ganas de pasar un buen momento con mis hijos. Compramos los billetes en abril y soñamos hasta zarpar, en junio.

¿Cuánto tiempo estuvieron a bordo?

Dieciocho días fantásticos. Salimos de Génova y paramos por el Mediterráneo: Italia, Grecia, Turquía, Israel, Egipto...

¿Todo eso en 18 días?

Entre otras cosas, allí aprendí que hay que ver las ciudades una a una y con tranquilidad.

Aún recuerda...

Las mezquitas y el palacio de Topkapi, en Estambul; el calor tremendo en Atenas; las pirámides de El Cairo...

¿Y cómo era por dentro?

Enorme. Discotecas, salas de fiestas, orquestas, cine. Una ciudad flotante. Mis hijos ejercían de guías porque me perdía. Había concursos, juegos. No te dejaban respirar, y yo lo que quería era tumbarme en cubierta.

¿Se cumplió su sueño?

Me temo que Gary Cooper no estaba por allí. Yo salía a fumarme un pitillo a cubierta, y nada. Fue muy diferente a la horterada que yo soñaba, pero algún día tenía que romper el mito.