Flores en la Cruz Verde
Cuando uno toma la M-505 en Molino de la Hoz (Las Rozas) camino del puerto de la Cruz Verde, un ramo de flores secas atado a una barrera recuerda a un muerto. Son flores sin nombre, pero el guardabarros de una moto Aprilia prendido a su lado, es como la esquela de un motorista. EL PAÍS ha recorrido esta carretera hasta Las Navas del Marqués (Ávila) acompañado de Miguel Ángel Serna, portavoz de la Asociación Mutua Motera, para tomar nota de los peligros más habituales para los motoristas. Serna, empresario de 50 años, lleva 30 de motero, y ha tenido 23 motocicletas.
El año pasado, 785 personas murieron en accidentes de moto en toda España. Un total de 33.017 resultaron heridas de distinta consideración en este tipo de siniestros. Al poco de comenzar el viaje, Serna se detiene para mostrar la mayor amenaza que acecha al motorista en carretera, "el mal llamado quitamiedos, porque no lo quita, da terror", afirma. El hombre explica que lo peor que puede ocurrirle a un motero es chocar contra los perfiles que sujetan estas barreras al suelo, causantes de muertes y amputaciones horrorosas. La Comunidad se gastó hace dos años 60.000 euros en cubrir algunos de estos postes con cilindros de PVC para tapar sus aristas, "que son verdaderos cuchillos, como las señales", asegura.
Un estudio de la Universidad de Valencia concluye que el impacto del cuerpo a 30 kilómetros por hora contra uno de estos postes, aunque esté cubierto, ya es causa de amputación, por lo que taparlos tampoco es solución. "Además", añade Serna, "el PVC se degrada con el sol y al partirse con el golpe puede también cortar". Propuestas más recientes sugieren cubrir los vanos bajo las barreras con chapas deformables o materiales elásticos.
Una carretera mal mantenida también es causa de accidentes de motos, los vehículos a los que más afecta el estado del firme. Pasada la Silla de Felipe II, en El Escorial, la vía lo muestra: "Hay grietas que se convierten en surcos, haciéndote perder la dirección; y lo peor es cuando las cubren con asfalto sin áridos, muy deslizante", relata Serna. Llegando ya a la Cruz Verde, el motero llama la atención sobre la pintura epóxica de la calzada, "otra trampa deslizante, y más con lluvia; al que inventó los pasos de cebra así pintados..., no sé qué se merece, la verdad", concluye.
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