Desánimo absoluto en Anoeta

Si el fútbol es un estado de ánimo, la Real Sociedad y el Betis viven sumidos en la nebulosa de la depresión. Que los de San Sebastián no tienen pulso era de sobra conocido, pero que su rival, teóricamente menos resignado al hundimiento, muestre tantas carencias es revelador. En estos casos, la clasificación no engaña y ayer se vivió un partido marcado por el desánimo absoluto. La primera mitad se resolvió con sólo tres aproximaciones al área, todas por parte de los donostiarras. Díaz de Cerio, con inteligencia, cabeceó de espaldas una falta botada por Gerardo y, casi al filo del descanso, taconeó un remate Garitano. La falta de puntería y una buena intervención de Contreras evitaron el primer tanto. Fueron las únicas intentonas realistas del encuentro. Mientras tanto, el Betis pululaba sin ambición, manteniendo el partido en punto muerto.

En el descanso, Javier Irureta consiguió ruborizar a sus futbolistas y estos decidieron enchufarse. Los béticos saltaron con ritmo y mucho más ambiciosos. Edu propulsó la reacción con un remate de cabeza que pasó rozando la madera. A continuación, un disparo al palo de Melli en un saque de falta y la entrada de Robert por el inédito Maldonado aportaron el último grano de dinamismo.

Pero el arreón no duró demasiado y de la electricidad se pasó a la bajada de tensión. Los minutos de velocidad y ocasiones pasaron rápidamente y una pátina grisácea volvió a tintar el encuentro. La Real, más atrapada que nunca, sin salidas ni balones claros arriba, se resignó a perder y recuperar continuamente la posesión del cuero. Subidos a este carrusel, ya no había salida. El Betis, falto de calidad, no pudo apuntillar a un conjunto moribundo a pesar de su superioridad. Robert y Assunção probaron de lejos a Bravo sin puntería. La Real no consigue romper su racha nefasta: ninguna victoria en esta Liga y sin ganar en Anoeta desde abril.