Buenas previsiones
El INE y el Banco de España publicaron, el pasado miércoles, el IPC de octubre y la balanza de pagos de agosto, respectivamente. La inflación anual, en su versión del IPC armonizado con el resto de países de la UE, se situó en octubre en el 2,6%, tal como había avanzado el INE en el flash que publica a finales de cada mes. También se confirmó por parte de Eurostat el 1,6% para la zona del euro. Con estos datos, más la pérdida de fuelle de la economía europea en el tercer trimestre, al Banco Central Europeo le va a ser difícil explicar las subidas de los tipos de interés, aunque no por ello se va a detener hasta colocarlos (es mi previsión) en el 4%. Y mejor que sea así, pues lo contrario significaría que la recuperación europea se habría truncado. A la economía española le sentarían muy bien unos tipos al 4%.
Para noviembre se espera un ligero repunte del IPC al 2,6%, tasa con la que cerraría el año
En términos del IPC nacional, la caída de la inflación fue mayor, reduciéndose al 2,5% desde el 2,9% de septiembre. En los tres últimos meses esta tasa ha disminuido 1,5 puntos porcentuales, como se ve en el gráfico izquierdo, lo que se debe en sus tres cuartas partes a los productos energéticos, cuya tasa interanual ha pasado del 10,1% al -1,9% (gráfico derecho). La inflación subyacente, que se obtiene al excluir del IPC los componentes más volátiles (energía y alimentos sin elaboración), también se ha reducido, pero en mucha menor medida (del 3,1% en julio al 2,8% en octubre) y en buena parte por la caída de los aceites, que también muestran una gran volatilidad y deberían estar excluidos de la misma. No obstante, esta ligera reducción ya es todo un éxito, pues indica que, al contrario de lo sucedido en otras épocas de fuertes y prolongadas subidas del petróleo, ahora no se ha producido la espiral inflacionista provocada por los efectos indirectos y de segunda ronda de dichas subidas. Milagros de la globalización (inmigración incluida).
La reducción de la inflación en octubre fue superior a la prevista, lo que, unido a unas expectativas menos alcistas para el petróleo, ha mejorado notablemente las previsiones para lo que resta de este año y el próximo. Para noviembre se espera un ligero repunte al 2,6%, tasa con la que cerraría el año (curiosamente la que habíamos previsto allá por septiembre de 2005, como se ve en el gráfico izquierdo). Esta tasa se mantendría durante el primer trimestre de 2007, se reduciría luego hasta el 2% en los meses de julio y agosto y repuntaría de nuevo hasta el entorno del 3% en diciembre. Con ello, las medias anuales se situarían en el 3,5% en 2006 y 2,5% en 2007. Esto con un precio del petróleo de 65 dólares de media anual en 2007. Si este precio se fuera a 80 dólares, la inflación media anual sería un punto superior.
El déficit de la balanza de pagos por cuenta corriente y capital continúa aumentando, pero a un ritmo inferior al de los primeros meses del año. El de agosto fue superior en un 19% al del mismo mes del año anterior y el acumulado de enero a agosto, un 39%, alcanzando 54.810 millones de euros (gráfico derecho). A esta necesidad de financiación hay que sumar otra mucho mayor: la requerida para las adquisiciones netas de activos financieros exteriores, destacando los 46.743 millones de inversiones directas, 2,5 veces más que las del mismo periodo del año anterior. ¿Cómo se financia todo esto? Pues básicamente con los excedentes del resto de la zona del euro, donde nuestras eficientes instituciones financieras colocan ingentes cantidades de títulos hipotecarios (inversiones de cartera). Bendito euro.
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS).
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