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Entrevista:Triatlón

"Cuando estás sufriendo no te paras; es un instinto"

Raña y Gómez Noya, ganador de la Copa del Mundo, charlan de su deporte y de Pekín 2008

Iván Raña (Ordes, A Coruña, 1979) es un pionero. Su figura dio a conocer el triatlón, la prueba combinada de natación, carrera y bicicleta, en España. Hoy, pese a su fracaso en los Juegos de Atenas, es una de las especialidades en las que los españoles tienen más posibilidades de ganar medalla en los de Pekín 2008. Raña, sin embargo, ya no está solo. A su lado, quien sabe si por delante, está Javier Gómez Noya (Ferrol, 1983), ganador de la Copa del Mundo de triatlón 2006 y homenajeado como él esta semana en Madrid. La historia de Gómez Noya es la de una lucha: se quedó sin licencia por la valvulopatía aórtica genérica que padece en el corazón, y tuvo que demostrar que podía seguir compitiendo. Juntos, dos rivales reunidos en un hotel, charlan como amigos.

Gómez Noya: "Recuperar la licencia no fue un capricho. Si me hubieran dicho 'competir es peligroso para ti', vale. No iba a jugar con mi vida"
Iván Raña: "Somos unos 'flipaos'. Lo importante es tener tranquilidad. En nada son los Juegos de Pekín. Yo creo que esta vez los reventaremos"

Iván Raña. Yo aprendí cosas de Atenas. Tú eres el que ganas y el que pierdes. Fastidia dejarte llevar por la opinión de otros. Le puse demasiadas ganas, me presioné pa, pa, pa...y no fui relajado.

Javier Gómez Noya. Es una pena es que los Juegos sean una vez cada cuatro años y aquello te pasara justo ese día. Te vi por televisión, comentando para la televisión de Galicia. Me quedé desilusionado por no ir yo también, cuando había hecho méritos suficientes. Me desmotivé.

I. R. Ahora, en nada, estamos ahí, en Pekín. Yo supongo que esta vez los reventaremos, ¿no?

J G. N. Bueno, venga. Es difícil. Esto es un deporte individual. Hay que acordarse de que hemos elegido esto porque nos gusta.

I. R. Somos unos flipaos, tío. Muy flipaos.

J. G. N. Eso es bueno y le falta a los chavales. La ilusión en los entrenos. Nos tienen que parar. A los chavales, como tienen facilidades, les falta ambición. Ésa es otra razón por la que no salen más deportistas de élite en España. Tienes que elegir entre estudiar y el deporte. Las dos cosas son imposibles. No creo que en Estados Unidos sean más inteligentes que nosotros para ser deportistas y universitarios. Simplemente, el sistema, aquí, está mal estructurado.

I. R. Hablas con triatletas internacionales, de elite, y todos te cuentan que tuvieron un ambiente propicio, instalaciones y... ¡en mi pueblo no había triatlón!

J. G. N. Cuando tú empezaste era un deporte desconocido, tenías que buscarte la vida. La situación es ahora mucho mejor. Yo empecé como nadador. Los compañeros me dijeron que probara un triatlón, cuando yo no tenía casi ni idea de lo que era. Fue probar, tres pruebas en una...

I. R. Y claro, cuando estás sufriendo, no te paras. Es un instinto que tenemos todos.

J. G. N. Sí, es un deporte duro, pero no tanto como otros. Yo creo que el ciclismo es más duro. La maratón...En la elite del triatlón tienes que sacrificarte mucho, cuidarte mucho, echar muchas horas, pero nada que no se haga en otros deportes.

I. R. En el instituto había gente que me llamaba matao porque no jugaba al fútbol. Hasta alguna profesora, cuando llegaba tarde, no valoraba que venía de entrenarme. Lo veían como si lo hiciera porque estuviera distraído y no porque tuviera una vocación y una responsabilidad.

J. G. N. Claro, al principio, cuando no te conocen, como es un deporte raro...se fijan en que no juegas al fútbol o al basket. Ahora que el triatlón se va conociendo más te respetan más.

I. R. ¡Pero hay que respetar antes de que seas campeón y de que ganes! Me acuerdo de cuando te veía de pequeño, con 15 años y pasabas por lo mismo que yo había pasado. La gente tiene que valorar más el esfuerzo que supone estudiar y entrenarse, dejar al grupo que juega al fútbol y hace las gamberradas para coger una responsabilidad grande. No vas a encontrar a muchos chavales así.

J. G. N. Es lo que iba a decir. Hace falta una personalidad fuerte. No es fácil con esas edades, cuando cuesta salir de lo que marca la sociedad. Es complicado.

I. R. Tú, en cambio, siempre ganabas en tu categoría y te metías delante en la general de la gente mayor cuando eras un peque. Te dieron de comer...y mira que animal.

J. G. N. ¡Hombre, no me quejo de la evolución que he tenido! Creo que me queda margen de mejora. Lo importante es mantener el equilibrio: ni demasiada euforia cuando ganas ni hundirte. Buscar el equilibrio me ha ido bien, y a ti también.

I. R. Tienes que tener tranquilidad. Entrenar, sí, tienes que entrenar mucho, pero también tienes que estar relajado. En Madrid, entre el tráfico y renunciar a la vida familiar...prefiero Galicia.

J. G. N. Sí, no me hace falta estar en la Blume, en el Centro de Alto Rendimiento. Valoro mucho poder salir en bici en Pontevedra y a los cinco minutos estar en una carretera perdida en el monte donde puedo entrenar tranquilo, sin coches, en lugar de lo que pasa en Madrid, subido a un arcén.

I. R. Pegar con un coche no es agradable. En Madrid, en un kilómetro, te pasan 500 coches. A los deportistas nos meten en la cabeza el centrarse, el cuidarse, el no sé qué...y se olvidan del resto. A veces en el deporte se fijan demasiado en las cámaras hipobáricas, en los lugares de concentración, y cuando te das cuenta llevas tres meses sin poder estar en casa, con tu familia. Yo he estado en tu casa, te he visto como te levantas por las mañanas, te tomas el bocadillo...eso demuestra que no hay que estar obsesionado. Mientras te cuides, estés sano y centrado...

J. G. N. Eso es lo fundamental. Las tres cosas tienen que ir dentro. A nosotros nos tienen que parar entrenando, no nos tienen que decir 'entrena más o date esto'. Suele ser al revés: 'no te pases, tranquilo, descansa un poco más, que te vas a pasar de rosca'. Recuperar la licencia no fue un capricho. Compito porque mi salud me lo permite. Quería luchar por lo que me gusta. Si me hubieran dicho, 'no puedes competir, es peligroso para tu salud', vale...no iba a jugar con mi vida.

I. R. Yo lo veía todo como una pelea entre dos bandos, contigo en el medio aguantando todo. No voy a hablar ya más. Tú fuiste el que lo sufriste. Menos mal que te han dejado tranquilo. En cuanto te han abierto la puerta !lo que has conseguido!

J. G. N. Ahora hay que seguir trabajando. Para salir y tener más vida social tienes que estar de vacaciones.

I. R. Yo estoy ahora. Un día sales y te quedas hasta la una de la madrugada, que tampoco es muy tarde, pero no lo disfrutas. Estás intranquilo, agarrotado. Hasta que sales cuatro o cinco días no te sueltas, no te dices 'soy una persona normal'. No es que te chuces, pero sí puedes estar hasta las cuatro.

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