Nadal se despierta de golpe
El mallorquín elimina a Robredo y se jugará las semifinales contra Davydenko, derrotado por Blake
La raqueta voló, rozando casi el suelo, hasta que chocó contra una silla en la pista central del Qi Thong Stadium. Era la de Tommy Robredo, que, desesperado, no encontró otra forma de exteriorizar su decepción por la derrota que acababa de sufrir ante Rafael Nadal por 7-6 (7-2) y 6-2 en una hora y 41 minutos. El día anterior había confesado sus aspiraciones de ganarle por primera vez argumentando que el balear no se encontraba en su mejor momento y que le veía más vulnerable que nunca. "Es mi mejor oportunidad", dijo entonces Robredo. Y pareció en el camino de conseguir su objetivo cuando llegó a dominar la primera manga por 4-2. Pero allí se le torció el partido. Nadal fue el que se impuso al final y mañana deberá superar al ruso Nikolay Davydenko, derrotado por el estadounidense James Blake por 2-6, 6-4 y 7-5, para entrar en las semifinales. A Robredo no le queda ya ninguna posibilidad.
"Lo que me ha ayudado es salir con tranquilidad y no cambiar nunca mis esquemas", dice Nadal
Cuando Nadal logró conectar un passing drive paralelo sobre el primer saque de Robredo, en el séptimo juego, dio la sensación de que todo el edificio que el catalán había construido con tanto esfuerzo comenzaba a derrumbarse. De golpe, Nadal pareció despertar. Sacó aquella garra que le ha llevado a ganar dos títulos de Roland Garros y le ha colocado en la segunda posición mundial, y pareció comenzar la escalada que debía llevarle hasta la victoria. ¡Se anotó siete de los siguientes ocho puntos! Y, en un plisplás, no sólo recuperó el break que le acababa de hacer Robredo, sino que cambió todo el decorado.
"Obviamente", confesó el mallorquín, "recuperar un break al siguiente juego es importante. Pero lo que realmente me ha ayudado es que he salido a jugar con mucha tranquilidad y que nunca he cambiado mis esquemas. Mi única preocupación era jugar bien y mantener el sistema en el que estamos trabajando, o sea, ser muy agresivo con la derecha. Pienso que lo he logrado. Y he pensado que era bonito ver que, cuando se trabaja, las cosas van saliendo. Al pegar un buen golpe, te dices: 'Esto lo preparé ayer'. Y es así como vas recobrando la confianza".
La recuperación de Nadal coincidió con el inicio de las dudas en la cabeza de Robredo. Durante unos minutos pareció perdido en la pista, sin brújula, y abandonó los planteamientos que le habían llevado hasta allí. De pronto, renunció a jugar los puntos y quiso ganarlos sin haberlos trabajado. Y así no es como él sabe jugar. Cuando comprendió lo que estaba ocurriendo, Nadal le tenía ya en break-point para colocarse con 5-4 y el saque. Sin embargo, aquella vez el servicio le salvó: conectó tres buenos primeros y enderezó el rumbo.
Pero le sirvió de poco. Porque Nadal ya iba embalado. Sus titubeos iniciales habían desaparecido y, como le ocurrió en Madrid antes de su última lesión, estaba sacando rendimiento al juego agresivo que quiere mostrar en la próxima temporada. Sacaba bien, pegaba largo y profundo con el drive, buscaba los puntos y luchaba por cada bola como si la vida le fuera en ello.
"Lo más positivo para mí", comentó el gerundense, "es que salgo de este torneo con mi moral muy reforzada. Un amigo me decía ayer que el Robredo actual no tiene nada que ver con el de hace un año. Entonces estaba a otro nivel. Ahora doy la cara en cada partido contra los mejores, como ocurrió ante Davydenko y hoy frente a Rafa".
Robredo concluirá mañana, ante Blake, el mejor año de su carrera deportiva. "Esto es un camino. Si lo sigo, puede llevarme muchas otras veces al Masters y tendré mis posibilidades", matizó. Nadal parece haber enfilado también el suyo. Aunque ayer no fue tan regular como en él es habitual, en algunas fases del duelo mostró una fortaleza física y mental que le permitió ofrecer lo mejor de sí mismo. Y eso es una muy buena noticia.
En el otro grupo, el suizo Roger Federer jugará hoy contra el croata Ivan Ljubicic y el estadounidense Andy Roddick contra el argentino David Nalbandian, que ayer se planteaba si regresar de inmediato a su país porque un sobrino suyo, de nueve años, falleció en un accidente de ascensor.
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