Organización + Internet = Casa
Los 600 afectados por el sorteo erróneo de pisos celebran que la Comunidad les otorgue otras viviendas en Móstoles
Una secretaria de 27 años, un climatizador de 22, un comercial, un profesor de música, un programador web... Así hasta 200. Todos ellos han logrado aquello por lo que llevan luchando seis semanas: un piso en alquiler con derecho a compra.
Los que el 27 de septiembre eran unos perfectos desconocidos pasarán en cerca de dos años a vivir pared con pared, en el mismo edificio del PAU (desarrollo urbanístico) número cuatro de Móstoles. Hace un mes y medio tuvieron la suerte de resultar elegidos en el sorteo de viviendas que organiza el Gobierno regional; pero días más tarde recibieron un jarro de agua fría en forma de carta. El Ayuntamiento de Móstoles, del PP, les comunicaba que mala suerte, que se les había incluido en una rifa en la que no tenían derecho a participar por no residir ni trabajar en este municipio de 210.000 habitantes y que se fueran despidiendo de la idea de haber solucionado el problema de la vivienda. 200 de ellos no se resignaron y crearon una plataforma para impedir esta injusticia. Al final han tenido su recompensa. A pesar de que en un primer momento, desde la Consejería de Ordenación del Territorio, responsable del Plan Vivienda Joven, sostenían que las reclamaciones no tenían ninguna base jurídica, el director general de Vivienda, Juan Blasco, les comunicó el martes que los 608 afectados obtendrán unas viviendas similares a las que les adjudicaron en el sorteo, a tan sólo 500 metros de las que les correspondían inicialmente.
"Tenemos la sensación de que nos hemos ganado los pisos", dicen los afortunados
"Si esto llega a pasar hace unos años, cuando no existía Internet, hoy estaríamos sin casa". Gregorio achaca a las posibilidades que ofrece la Red la rapidez con la que los desposeídos de sus pisos se organizaron para plantar cara a la consejería. Gracias a Internet y al trabajo de los activistas, que se organizaron desde el primer momento y se dividieron espontáneamente para, entre otras cosas, crear un foro en la web, tratar con los tres abogados que contrataron, solicitar los permisos necesarios para manifestarse e informar a los medios de comunicación para que difundiesen su situación.
Nueve miembros de la plataforma, reunidos en la Puerta del Sol, frente a la sede del Gobierno regional contra la que se han manifestado durante estas semanas en incontables ocasiones, aseguraron ayer que la reconquista de sus pisos ha sido una tarea agotadora. "Nunca en mi vida había trabajado tanto; me metía en la cama y a las pocas horas me levantaba para ver qué podíamos hacer", reconoce Nacho, el profesor, que dice haber dormido una media de cinco horas diarias durante el periodo en guerra. Gregorio cuenta que su jefe le dijo que si seguía así conseguiría el piso, pero se quedaría sin su trabajo de comercial. "Es verdad que hemos descuidado un poco nuestras obligaciones". Y la novia de alguno también le ha tenido que dar un toque de atención por lo que, consideraba, se estaba convirtiendo en una obsesión.
Las semanas de movilizaciones han provocado el roce. "Parece que somos amigos de toda la vida", dice uno. Y es verdad que lo parecen. Gregorio contaba ayer que han celebrado su éxito inmobiliario la noche anterior, "hasta las cinco de la madrugada".
Otro chico asegura que la lucha ha ido evolucionando; que al principio lo hacían sólo por su propiedad, pero que más tarde trataban de defender la incipiente comunidad que estaban creando: "Tenemos la sensación de que no nos han tocado estas casas, que nos las hemos ganado". Van a formar parte de una comunidad de vecinos en la que todos se conocen, dicen, y han compartido muchas, y muy buenas, experiencias.
Además de las maravillas que hablan unos de otros, el segundo mayor beneficiado por sus elogios es Juan Blasco, el director de Vivienda. Del escepticismo inicial han pasado al rendimiento total. Incluso Carlos -que hace unos días interrumpió con sus pancartas y el lema "Qué pasa, qué pasa, queremos nuestra casa" un sorteo de viviendas en Valdebernardo- se deshace en alabanzas al hablar de Blasco: "Cuando la policía nos llevaba a mí y a mi compañero, vino para decirles a los agentes que nos trataran bien". Carlos cuenta que el martes, día en el que Blasco dio a una representación de ocho afectados la buena nueva de que harán la mudanza a Móstoles, les dijo que ahora que ya habían conseguido su objetivo, podían "dejar de liarla".
"Esperanza Aguirre ya puede estar tranquila. No la vamos a perseguir más", añade con una sonrisa este climatizador de 22 años, antes de irse con el resto de sus futuros vecinos a tomar unas cañas. Gregorio encuentra un único inconveniente a todo lo que ha pasado. Dice que ahora muchos de ellos no sabrán qué hacer los domingos si no van a manifestarse a Sol.
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