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El futuro de Cataluña

Montilla promete que no se dejará someter a "tutelas de partido" ni "injerencias externas "

Carod garantiza que no gobernará "contra nadie" y dice volver sin ganas de "venganza"

Miquel Noguer

Escoltado por los presidentes de Esquerra Republicana y de Iniciativa per Catalunya, y por todos los diputados que sustentarán su Gobierno, el socialista José Montilla se comprometió ayer a encabezar un Ejecutivo "sólido, serio, de larga duración" que, aseguró, "no estará sometido a tutelas de partido ni a injerencias externas". En la sala de actos del Parlament, Montilla, Josep Lluís Carod Rovira y Joan Saura hicieron su primera comparecencia conjunta desde las elecciones, en la que el líder republicano también quiso demostrar haber pasado página al decir que nadie vuelve al Gobierno con ganas de "venganza".

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Si el primer Gobierno tripartito tuvo como sala de partos el majestuoso Saló del Tinell, ayer Montilla, Carod y Saura quisieron que la austeridad presidiera el alumbramiento del segundo Gabinete de las izquierdas catalanas. Menos grandilocuencia y más empeño en la labor del día a día. Para transmitir esta idea escogieron la sobria sala de actos del Parlament como escenario de presentación de su acuerdo de Gobierno. Allí Montilla se dirigió por primera vez a los catalanes desde la noche electoral para decirles que piensa formar un Ejecutivo en el que su objetivo prioritario no serán los debates identitarios, sino la "construcción de una sociedad de bienestar".

El que espera convertirse en presidente de la Generalitat a finales de este mes lanzó innumerables guiños a quienes se han manifestado hartos de la sobregesticulación de la política catalana y les prometió un Ejecutivo "sólido, serio, de mirada amplia y larga duración".

Pero también marcó posiciones ante las críticas que ya le han llovido al nuevo tripartito desde la oposición y desde sectores del PSOE. A Convergència i Unió, cuyos dirigentes sostienen que un Gobierno formado por tres partidos que no han ganado las elecciones "merma la calidad democrática", le exigió "respeto" a las instituciones y al sistema político. A los dirigentes del PSOE que en su día apostaron por un Ejecutivo liderado por CiU, les advirtió de que el nuevo Ejecutivo catalán "no estará sometido a tutelas de partido ni a injerencias externas".

Haciendo oídos sordos a las palabras de Montilla, el ex ministro de Defensa José Bono volvía a criticar ayer la opción del PSC por el Gobierno tripartito y criticó a los socialistas catalanes por haber pactado con Esquerra Republicana, cuyo mensaje tildó de "obsceno". Eso sí, dijo tener "el mejor de los conceptos" de José Montilla.

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Pero la opción del PSC por el Gobierno de izquierdas no es un proyecto a corto o medio plazo. Lo dejó meridianamente claro Montilla, quien dijo que los retos de este Gobierno "no se agotarán en una legislatura", Montilla también advirtió a los suyos y a sus socios de que todos deben aprender de "los errores del pasado".

El líder de los socialistas catalanes subrayaba esta idea 24 horas después de haberse reunido con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, con quien tuvo un discreto encuentro en La Moncloa para explicarle su decisión de reeditar el tripartito y dejar en la oposición a un socio importante para el PSOE en el Congreso como es Convergència i Unió.

La reunión de Montilla y Zapatero, como las negociaciones en Cataluña, se mantuvo en la más estricta discreción. Todo para marcar diferencias con el pasado. Y lo cierto es que ayer, en la primera puesta en escena, nadie se salió del guión que los negociadores del PSC, ERC e ICV-EUiA han estado trazando al milímetro en los últimos cuatro días. Carod precedió a Montilla en el uso de la palabra para lanzar dos grandes mensajes: que Esquerra no vuelve al Ejecutivo con ganas de "venganza" por su aún reciente expulsión del Ejecutivo de Pasqual Maragall, y que el nuevo Gobierno no irá "ni contra nadie, ni contra ni ninguna lengua o cultura". "Ninguna nos molesta", afirmó.

En un discurso sin reivindicaciones identitarias, Carod lanzó una última pulla hacia quienes no entienden la comunión de las izquierdas catalanas. "Todavía quedan demasiados millones de jacobinos por civilizar", dijo parafraseando al poeta Joan Fuster.

El tercer socio del tripartito, Joan Saura, también apostó por pasar página en la política catalana y aseguró que esta vez "se ha puesto el Gobierno por encima de los objetivos partidistas y personales, por el bien del país". Saura aseguró que esta nueva alianza de izquierdas es posible gracias a personas como el ex secretario general del PSUC Antoni Gutiérrez Díaz -fallecido antes de la campaña electoral- y también a la "gente más joven, que aspira a una Cataluña socialmente justa y ecológicamente sostenible".

A las palabras de Saura, Carod y Montilla siguió un aplauso de los diputados de su grupo parlamentario. Hubo felicitaciones y algunos abrazos, pero no firmas del acuerdo de gobierno por parte de los líderes ni señales de euforia: sólo algunas copas de cava asomaron discretamente por el bar del Parlament.

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Sobre la firma

Miquel Noguer
Es director de la edición Cataluña de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera profesional. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona, ha trabajado en la redacción de Barcelona en Sociedad y Política, posición desde la que ha cubierto buena parte de los acontecimientos del proceso soberanista.

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