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40 años de cárcel para el 'mosso' que asesinó a su esposa y su suegra

La sentencia afirma que el jurado condenó basándose en los indicios y en la lógica

La Audiencia de Barcelona ha condenado a 40 años de cárcel al mosso d'esquadra Josep Lluís Rua por dos delitos de asesinato cometidos contra su esposa y su suegra en su domicilio familiar de Lliçà de Vall. La sentencia admite que no aparecieron pruebas directas que implicasen al agente, pero precisa que los jurados apreciaron múltiples indicios contra él y que, aplicando la lógica, dictaron un veredicto de culpabilidad.

Según la coartada del agente, el 3 de mayo de 2004, cuando se produjo el doble crimen, había ido a visitar las obras de la vivienda que se estaba construyendo la pareja en Lliçà de Vall. Fue al regresar al domicilio familiar, según su relato, cuando descubrió los cadáveres. Los autores del doble crimen fueron dos personas, una diestra y otra zurda, que entraron en la casa con la intención de robar. Por eso una habitación apareció revuelta y se encontraron joyas en el jardín, explicó.

Admite en la sentencia el magistrado presidente, Fernando Valle, que el único debate del juicio era la autoría del crimen y que no existían pruebas directas. Pero el jurado ha evaluado los numerosos indicios que aparecieron en el juicio, que, según advirtió el juez, servían para dictar un veredicto de culpabilidad. Sin anular, claro está, los principios básicos de la presunción de inocencia del acusado y del in dubio pro reo (la duda beneficia al reo).

Entre esos indicios a los que alude la sentencia figura el hecho de que el reloj del acusado fuese encontrado debajo del cadáver de su esposa, Sílvia Codina Álvarez, de 32 años. También tuvo en cuenta el jurado que parte de las heridas del acusado tenían el aspecto de haberlas producido el filo de un arma blanca, la misma que se utilizó para cometer los dos crímenes. Al jurado tampoco le pasó por alto que cuando Rua fue detenido les dijo a sus compañeros: "Tenéis muchos indicios, pero prueba no tenéis ninguna".

Impertérrito

Otro indicio incriminatorio es la actitud impertérrita del acusado al explicar en el juicio cómo descubrió los cadáveres. Esa reacción "no es la normal delante de una escena violenta y agresiva como la acaecida", dice el juez, por lo que entiende que la opinión del jurado es "un razonamiento impregnado de racionalidad, de razonabilidad, de sentido común, de lógica, tal y como pueden entenderse por el conjunto de los seres humanos".

En el caso de la suegra, María Engracia Álvarez Vidal, de 54 años, el policía explicó que al descubrir el cuerpo pensó que "se había desvanecido". Como los dos cadáveres se encontraron en medio de un reguero y un charco de sangre, el jurado también lo consideró hecho incriminatorio. Además, el jurado llegó a la convicción de que, tras cometer los crímenes, Rua decidió simular un robo como parte de su coartada. El tribunal llega a esa conclusión porque el vidrio de la puerta de la cocina que da a la terraza de la vivienda se quebró con un cenicero que estaba en el interior de la casa, algo difícil de explicar si los ladrones lo rompieron para entrar en la casa. Además, no se llevaron nada y sólo revolvieron dos cajones de una habitación.

Pero es que, además, el vehículo que supuestamente empleó Rua para desplazarse no se movió del domicilio familiar la mañana de los hechos, según un testigo. Y se halló su ADN en un paquete de tabaco y una lata de refresco encontrados junto a los cadáveres. Demasiados indicios. Eso, sin tener en cuenta que se trata de un policía y que, como tal, "está llamado precisamente a velar y garantizar los derechos y las libertades de todos, lo que hace mucho más reprochable su conducta", se dice en la sentencia.

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