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Reportaje:Atletismo | Maratón de Nueva York

"Esto sí que es dolor"

Armstrong termina en menos de tres horas y asegurando que ni en el Tour había sufrido tanto

Carlos Arribas

Lance Armstrong ha ganado siete Tours, la prueba deportiva considerada por muchos como la más dura a la que ningún deportista puede enfrentarse. Lance Armstrong ha conquistado el Tourmalet, el Alpe d'Huez, el Galibier y el Mont Ventoux, los puertos que crean la leyenda, la épica del sufrimiento y el dolor. Lance Armstrong, que ya no es ciclista y que tiene 35 años, que ha superado un cáncer y que ha llevado una vida de superación, hizo ayer algo que no dudó en calificar como lo "más duro de su vida": terminó el 856º (entre casi 40.000 participantes) del maratón de Nueva York con un tiempo de 2h 59m 36s, a casi 50 minutos del ganador, que por primera vez en 10 años no fue un atleta africano, sino el sorprendente brasileño Marilson Gomes.

Por primera vez en 10 años no hubo ganador africano: se impuso el brasileño Marilson Gomes

"Esto ha sido, sin duda, lo más duro que nunca he hecho", dijo Armstrong, que logró por 24 segundos cumplir su objetivo de cubrir los 42,195 kilómetros en menos de tres horas y que cruzó la meta de Central Park prácticamente andando, ayudado por el doble campeón olímpico de 1.500 y 5.000 metros Hicham el Guerruj, que marchó a su lado, gorra blanca, cuerpo abrigado, los últimos kilómetros de la prueba. "Intento recordar mis peores días en el Tour y no doy con ninguno que fuera tan malo como éste", dijo Armstrong, a quien en sus siete Tours victoriosos, más de 140 etapas, sólo se le conoce un día realmente malo, el de una contrarreloj en el sur de Francia en 2003. "Nada de lo que he hecho me ha dejado tan tirado como esto. Los gemelos comenzaron a dolerme alrededor de la media maratón y atravesando Harlem las piernas me pesaban enormemente. A cinco kilómetros del final no pude más y me paré. Me dolía tanto el cuerpo que no sabría si podría conseguir mi objetivo. Pero lo conseguí".

El dolor de Armstrong, que terminó exhausto, doblado sobre su cintura, como miles de participantes más, eliminó cualquier atisbo de show business que podría haberse sospechado al conocerse su intención de participar y el gran peso de su patrocinador Nike en el diseño de su estrategia. Su sufrimiento, nada fingido, además, da mayor realce a la actuación de Marilson Gomes, el primer suramericano que se impone en el maratón más famoso del mundo.

Gomes, que atacó en el grupo de los favoritos transitando por la Primera Avenida, cumplido el kilómetro 30, mantuvo una ventaja de unos 10 segundos sobre sus más cercanos perseguidores, el keniano Paul Tergat, dorsal número 1 como ganador en 2005, que terminó tercero, y el también keniano Stephen Kiogora, segundo. "Íbamos nueve y aceleré un poco para eliminar a algunos corredores del grupo", dijo Gomes, de 29 años, a Associated Press a través de un traductor. "Y como vi que se quedaban detrás, seguí apretando hasta quedarme solo". "La verdad", dijo Tergat, el gran derrotado, es que no tenía ni idea de quién era Gomes ni hasta dónde podía llegar. Al final nos sorprendió a todos, pero ha hecho una tremenda carrera".

Hasta ayer, el único nombre que se asociaba a Brasil y maratón era el de Vanderlei Cordeiro de Silva, el héroe desafortunado del maratón olímpico de Atenas, el atleta que fue atacado por un cura loco cuando marchaba solo hacia la victoria. Gomes no parecía precisamente alguien que pudiera considerarse su heredero. Hasta ayer, su mejor puesto en un gran maratón era una sexta plaza conseguida en Chicago. Sin embargo, este año todo empezó a cambiar. Terminó 2005 ganando por segundo año consecutivo la San Silvestre de São Paulo, y, luego, en tres días mágicos de junio batió los récords brasileños de 5.000 y 10.000 metros. "Para ganar hay que tener valentía, y yo la tuve", añadió Gomes. "Había grandes corredores en la calle, pero yo también era uno de ellos".

En la carrera femenina, que exceptuando a la británica Paula Radcliffe contaba con las mejores atletas del momento, no se produjeron sorpresas. Se impuso, con una marca de 2h 25m 5s y tras un largo ataque en el medio maratón la letona Jelena Prokopcuka, ya ganadora en 2005. Segunda, a un minuto, llegó la ucrania Tatiana Hladyr.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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