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Los puntos negros del AVE

Decía hace algunas semanas que el proceso de ejecución del tren de alta velocidad Madrid-Comunidad Valenciana había experimentado avances no despreciables en los últimos dos años, lo que hacia presumir que con la debida voluntad no era una ilusión poder viajar en alta velocidad entre Valencia y Madrid en el año 2009. También decía que seria un grave error y un motivo de desencanto el que la línea de alta velocidad no llegase a Alicante y a Castellón al mismo tiempo que Valencia. Desgraciadamente, la marcha del proyecto es demasiado desigual y renqueante para que alberguemos muchas esperanzas, no sólo de un proyecto equilibrado sino de que en 2010 podamos viajar desde Valencia a Madrid en alta velocidad como prometió el presidente del Gobierno.

A diferencia de las autovías, el ferrocarril no puede usarse si no están todos los tramos

La puesta en funcionamiento de un gran proyecto viene condicionado por un conjunto de puntos críticos que inciden en la duración final de la obra. Y a diferencia de las autovías, que pueden ser utilizadas parcialmente aunque el proyecto no este finalizado en todos sus tramos, en el caso del ferrocarril no ocurre así. O se avanza a la par en todos los tramos, o no se puede recorrer el trayecto entre dos puntos, lo que plantea un problema de eficiencia económica al tener una inversión muy cuantiosa plenamente inutilizada. Esto es lo que tememos ocurra en el proyecto de alta velocidad Madrid-Comunidad Valenciana a la luz del ritmo desigual de los distintos tramos y los retrasos que se aprecian en ciertas fases técnicas del mismo. A causa de estas desigualdades, producto de la falta de la suficiente coordinación del proceso, se corre el riesgo de un indeseable retraso en la ejecución y un no menos reprochable problema de ineficiencia en la asignación de los recursos públicos.

Del informe de seguimiento que ha realizado el Observatorio Valenciano de la Alta Velocidad se desprenden los siguientes problemas que comprometen la finalización del proyecto en tiempo y forma:

1) La fase de estudios informativos está prácticamente superada en el trayecto Madrid-Valencia por Cuenca y en el de Madrid-Alicante, aunque existen dudas en relación con la entrada a Alicante, pero se desconoce lo que sucede con el trayecto Valencia-Castellón y es dudoso que los estudios informativos estén aprobados.

2) El grado de ejecución de la plataforma es muy desigual. El tramo Valencia-Cuenca cuenta con todos los proyectos constructivos de plataforma licitados y en fase de ejecución, lo que ya resulta visible al circular por la A-III. Sin embargo, entre Cuenca y Madrid existen aún sin licitar cerca de 100 kilómetros, generando serias dudas sobre la finalización de los proyectos y la ejecución de las expropiaciones. Lo que indica que aquí se da un estrangulante del futuro desarrollo de todo el proyecto si no se acelera el proceso. También entre La Encina y Alicante quedan por licitar cuatro subtramos. Entre Valencia y Castellón no hay nada licitado y con proyecto.

3) Una fase fundamental es la del montaje de vías e instalaciones, y crítico el desarrollo de los proyectos constructivos. Para ir bien todos los proyectos constructivos de esta fase debieran estar finalizados a mediados del año 2007, concursados antes de octubre y en ejecución a finales de dicho año. A la altura que estamos del 2006 no hay nada iniciado, ni hay noticias de cuando se empezará. Tampoco están proyectadas las bases de apoyo necesarias para el suministro de los materiales de forma ordenada.

4) Faltan por definir con precisión las actuaciones a llevar a cabo en Valencia.

La forma en que está avanzando el proyecto da que pensar sobre la voluntad, eficacia y eficiencia del ministerio de Fomento. No sólo existen serias dudas, dados los retrasos, desequilibrios y puntos negros en la marcha del proyecto, de que los valencianos podamos desplazarnos en alta velocidad a Madrid y entre las tres capitales valencianas en 2010, sino que parece evidente que se van a producir agravios comparativos difíciles de justificar entre Valencia, Alicante y Castellón. Y si los retrasos pondrían en evidencia al presidente del Gobierno que comprometió su palabra, la aceptación de un agravio comparativo tan flagrante como el que puede afectar a Castellón pondrá en evidencia a todos los valencianos y el nivel de desarrollo de nuestro sentimiento como pueblo. El Ministerio de Fomento está obligado a hacer los esfuerzos necesarios para que exista mayor coordinación en la marcha del proyecto, superar los retrasos y equilibrar la situación de los trayectos, haciendo lo necesario para corregir el retraso del tramo Valencia-Castellón. En caso de no enmendarse los puntos negros actuales, mucho me temo que una vez más un proyecto fundamental para el futuro socio-económico de todos los valencianos no llegue en tiempo y forma que nuestra comunidad necesita.

Federico Félix es presidente de la fundación Asociación Valenciana de empresarios (AVE).

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