"La clave es que el 9 tire del equipo"
La factoría de goles cerró hace un mes. Samuel Eto'o (Nkon, Camerún; 1981) sintió el crujir de su rodilla derecha cuando intentaba dar un pase a Ronaldinho durante el partido de Champions contra el Werder Bremen y el Barcelona se quedó sin 9. Al día siguiente, el último pichichi de la Liga entró por primera vez en un quirófano. El barcelonismo se sumió en la depresión al tiempo que al delantero centro se la encerraba en una jaula. Eto'o es puro nervio y lleva fatal su inactividad por más que mire al cielo e interprete su ausencia como una voluntad de Dios.
Pregunta ¿Cómo se encuentra?
Respuesta. Bien, hermano. ¿No me ves?
P. El martes, comentando para Antena 3 el partido contra el Chelsea, se le vio sufrir.
"Me ha pasado muchas veces [en las tiendas]; solo soy un negro hasta que llega el encargado y me reconoce: '¡Es futbolista, tiene dinero, pasa la tarjeta!"
"Luis Aragonés fue el primero que me animó a decidirme; visualizó lo que representaría para mí el Barcelona de una manera que no preveía ni yo"
"Messi es impresionante. Va a ser el número uno muy pronto. Sólo hay que darle tiempo, cuidarlo para que siga creciendo y sea el mejor del mundo"
R. ¿Sufrir? No se lo imagina. Hacía tiempo que no lo pasaba así de mal en un partido.
P ¿Por el resultado?
R. El resultado fue justo, aunque después de tanta pelea, que se nos escapara la victoria en el descuento... Me quedé con cara de tonto por fuera y con una rabia inmensa por dentro.
P. ¿Qué le faltó al Barça para ganar al Chelsea?
R. Le sobraron los minutos que descontó el árbitro, que, además, benefició al equipo que más faltas hizo. Pero vi bien al equipo; estoy tranquilo. Somos líderes en la Liga y nos clasificaremos para la segunda fase de la Champions.
P. El equipo no ha ganado los tres partidos importantes que ha jugado hasta el momento.
R. ¿Qué se cree, que fue fácil ganarle al Recreativo o al Badalona? Todos los partidos son importantes. Mis compañeros se trabajan mucho las victorias, y si han perdido tres partidos habría que mirar contra quien.
P. Veamos: el Sevilla en la Supercopa; el Madrid en la Liga; y el Chelsea, en la Liga de Campeones.
R. Al Sevilla le ganamos en Liga, porque en la Supercopa estábamos en la pretemporada. En el Bernabéu no jugamos mal; sólo nos faltó meter las ocasiones, después de ser superiores hasta el descanso. Y contra el Chelsea no merecimos la derrota. No estoy tan preocupado como algunos parecen estarlo.
P. Especialmente en Madrid se le echó de menos. Gudjohnsen falló un gol que se da por hecho que usted hubiera marcado.
R. ¿El del pase de Messi?
P. Exacto.
R. No miró a la izquierda.
P. ¿Perdón?
R. Guddy lleva poco tiempo con nosotros. Si llevas dos años en el Barça, cuando Messi coge la pelota sabes que acabará la jugada cediéndola hacia atrás. Lo que yo hubiera hecho es mirar a la izquierda. Entonces, descubres que si controlas y buscas el palo largo, Helguera se tira, Casillas tapa el palo corto y te queda el resto de la portería para rematar. Con Gudjohnsen hay que tener paciencia. Está jugando bien. Ya sé que no podrá jugar en Riazor, pero saldrá otro. Está Javier [Saviola] y Messi puede jugar también en el centro. Messi es impresionante. Va a ser el número uno muy pronto. Sólo hay que darle tiempo, cuidarlo para que siga creciendo y sea el mejor del mundo. No creo que el equipo se resienta tanto de mi ausencia como se dice. En el Barça, el gol llega desde cualquier posición. La clave está en que el 9 tire del equipo.
P. ¿En la presión?
R. Exacto. Se lo dije a Puyol cuando vino a verme. Hay que presionar más arriba, esa es la clave y la manera de ser agresivos. Con lo que cuesta llegar al área, si no terminan las jugadas en gol, hay que tratar de recuperar pronto la bola. Esa es la conclusión que he sacado viendo al equipo por la tele.
P. ¿Mentalmente debe ser duro vivir lejos del equipo?
R. No se lo imagina. Sufro mucho. ¡Me meto dentro del televisor a rematar! Es horroroso.
P. ¿Qué hace para no aburrirse?
R: Ahora ya puedo salir. El domingo fui a Cheste, pero las dos primeras semanas fueron horribles. Jugaba al parchís, contestaba los muchos mensajes que me enviaron... Me he dado cuenta de que me quiere mucha gente. Hasta me llamó Aitor Ocio. Me gustó ver que los compañeros de los equipos rivales se acuerdan de mí.
P. También el Barcelona, ¿no?
R. Inmenso. No olvidaré el detalle que tuvo el presidente conmigo. No me presionó nada para que tomara la decisión sobre qué tipo de operación debía llevar a cabo el doctor. Había que elegir entre dos o cinco meses de inactividad si quería mantener el menisco, y para el Barcelona no es lo mismo. Y el club me dejó elegir para mi bien.
R. Una muestra más de que acertó al fichar por el Barça.
R. Otra cosa que tengo que agradecerle a Luis Aragonés. Fue el primero que me animó a enfrentarme a todo si creía que lo mejor era fichar por el Barça. Visualizó lo que representaría para mí el Barcelona de una manera que no preveía ni yo. Además, tenía mal recuerdo de Barcelona.
P. ¿Y eso?
R. Por los dos meses que pasé cuando era jugador del Espanyol. Como no tenía coche, apenas pude ver la ciudad. [Josep Maria] Mesalles, mi abogado, me convenció de que la ciudad era maravillosa. Como siempre, tenía razón.
P. Hombre, tal y como está, medio cojo, no estará a gusto...
R. Esto es pasajero. Una prueba que me ha puesto Dios y debo superar. Soy un privilegiado. Tengo una vida maravillosa y me he lesionado, pero eso es algo que le puede pasar a cualquier futbolista. Vengo de un país [Camerún] donde la gente no come, donde los niños se mueren. No voy a quejarme por haberme roto el menisco.
P. Parece tan obsesionado con fundar centros de ayuda a los niños de su país que con meter goles.
R. Cada cosa en su sitio. Me pagan por sudar la camiseta y meto goles porque juego delante de la portería. Pero fuera del campo no me olvido de donde vengo. Yo tengo mucho y otros nada. Nada. Bueno, la esperanza y la ilusión de salir de allí y venir a Europa para encontrar trabajo y facilitar una oportunidad a sus hijos. África está desesperada y vengo de allí. Doy gracias a Dios por lo que tengo. A veces me dicen que sería injusto que no me dieran el Balón de Oro y... Me preocupa más ayudar a un niño de África, darle una razón para que sonría, una oportunidad para ser alguien a través de las escuelas de fútbol que financio, o de curarle en el hospital con el que colaboro, que ser Balón de Oro. Total, sé que el mejor siempre será Roger Milla porque él nos abrió el camino a todos los futbolistas africanos.
P. Otra de sus luchas es la pelea contra el racismo. ¿Cree que algo ha cambiado tras lo del año pasado en Zaragoza?
R. Ojalá. Pero como ya dijo Thuram no basta con que yo, un negro, amenace con irme de un campo cuando me insultan; hasta que no se vayan los blancos...
P. ¿España es un país racista?
R. No se puede generalizar. Lo que hay es cinismo. Fui a rodar un anuncio en Zaragoza y se formó una cola de gente para pedirme autógrafos. Yo pensé: 'Seguro que alguno de estos estuvo en La Romareda imitando el ruido del mono el año pasado'. En España la gente me trata bien porque me conoce, sabe que soy rico, futbolista. En París viví cosas alucinantes.
P. ¿Por ejemplo?
R. Ir a comprar a una tienda de lujo y cuando voy a pagar con la tarjeta, sin pasarla por la máquina, me dice la dependienta que no va. Yo he visto que no la ha pasado. ¡Se cree que es robada porque soy negro! Me ha pasado muchas veces. Sólo soy un negro. Hasta que llega el encargado y me reconoce: '¡Es futbolista, tiene dinero, pasa la tarjeta!' Es muy duro que te juzguen por el color de tu piel.
P. Lo que no le ha pasado nunca es estar a las puertas de ganar el Balón de Oro y lesionarse. ¿Le dolería que lo ganara otro?
R. No. Me basta con saber que muchos compañeros y los medios me reconocen el talento. Claro, me gustaría que France Football me premiara, porque ¿sabe lo que eso significa para mi país? El mejor equipo del año ha sido el Barça y Valdés se merece ese premio más que nadie, pero es portero y nadie premia a los porteros; si ganamos la Champions fue por él.
P. Habla de Camerún. ¿Usted es como un Dios en su país, no?
R. Dios sólo hay uno, pero yo estoy paseando la bandera de mi país y me imagino que cada gol que marco es una fiesta para la gente que sueña con salir de la pobreza. No lo he visto, me lo han contado. A la gente le cambia la cara si meto un gol. Tras la final de París, por ejemplo. Para mucha gente fue lo único bueno que les pasó aquel día, que yo marcara.
P. ¿Cuántas veces lo ha visto?
R. Ninguna. Pero lo llevo dentro. Sabía que el Arsenal no aguantaría nuestro ritmo. Cuando le di la pelota a Iniesta y vi que Ebouè me daba un metro, pensé: 'Ha reventado'. Apreté y cuando me la devolvió Larsson ya sabía que era gol. Aguante y marqué...
P. Le brillan los ojos.
R. Ya empecé la recuperación. Cada vez estoy más cerca de volver.
P. ¿Para cuándo?
R. La rodilla manda, hermano. Los médicos apuntan para febrero, pero se cruzan apuestas a que se producirá antes.
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