El Bernabéu pita en rumano
Raúl encara la portería de Cernea. Pitos. Pisa el área. Más pitos. Dispara. El Bernabéu vibra con pitos contra Raúl. Y no sólo contra Raúl. Cada vez que un madridista creó peligro en las inmediaciones del área del Steaua el público le brindó una pitada. Porque ayer, en Chamartín, prevaleció el ruido de los 15.000 hinchas rumanos sobre la silenciosa manera de entender el espectáculo que tienen los 60.000 aficionados locales.
El ambiente exótico de las gradas también se reflejó en el campo. Allí, Emerson, famoso por su quite, se desplazó a la media punta a actuar como si fuera Guti. Por detrás, Guti aguantó la posición como los medios centros defensivos de toda la vida. Tal vez, de este modo Capello pretendió dar solución al problema que le generan los contrarios cuando tapan a Guti. El plan funcionó hasta cierto punto. Sea porque Diarra resultó irrelevante, sea porque lo pitaron tanto rumanos como madridistas, Capello decidió cambiarlo por Beckham. Con el inglés en juego el Steaua se hizo el gol en contra. Como dijo Guti: "En Tarragona no hice un buen partido pero el equipo ganó, y eso es lo importante. Supimos darle al partido lo que pedía". La doctrina de Capello va calando en las bases.
La misma unanimidad que inspiraba Diarra consiguió Ronaldo, pero en sentido inverso. Si al africano lo pitaban, al brasileño lo recibieron con una ovación grandiosa. Rumanos y locales, unidos por el mismo fervor por ver al jugador que llevaba 20 minutos calentándose en la banda. Su zancada cansina recordaba los 45 minutos que se pasó en Tarragona sin poder ingresar al campo. Por eso, cuando el delantero entró al partido, a la media hora del segundo tiempo, cerró una semana de polémicas y abrió un capítulo esperanzador: su complicidad con Robinho alienta los mejores pronósticos. El Bernabéu se agitó cada vez que conectaron. Cuando Ronaldo estuvo a punto de marcar, en el minuto 36, la gente contuvo la respiración como si deseara con todas sus fuerzas verle meter un gol. A él, que tiene magia, más que a nadie.
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